domingo, 21 de febrero de 2010
Consecuencias del temporal en Santa Fe: Cayeron 130 milímetros en 2 horas y colapsó la ciudad
A las 9 los colectivos dejaron de circular. Corrían riesgo las unidades y los vecinos no dejaban pasar los coches porque les ingresaba más agua a sus hogares.
De la redacción de El Litoral
redaccion@ellitoral.com
La ciudad de Santa Fe amaneció colapsada por la lluvia torrencial que se abatió desde anoche. Cayeron 198 milímetros en menos de 13 horas, un registro de lluvias pocas veces visto. Varios sectores de la capital provincial volvieron a quedar bajo el agua, hubo al menos 330 evacuados, media ciudad permaneció sin energía eléctrica y se interrumpió el servicio de colectivos. Un panorama catastrófico que llevó desesperación a gran cantidad de santafesinos.
La zona más afectada por el fenómeno climático fue el oeste, porque hacia esos reservorios escurre el agua pluvial de la mitad del radio urbano. Las estaciones de bombeo funcionaron al límite de su capacidad pero el intenso caudal de precipitaciones provocó la acumulación de agua en las zonas cercanas a los reservorios. La Costa y Pompeya -en el norte- también estuvieron muy complicados.
Unos 130 milímetros cayeron en dos horas (entre las 6.30 y 8.30 horas) en el momento más fuerte de la tormenta que comenzó anoche. Desde ese momento, el municipio debió comenzar a abrir centros de evacuados en distintos puntos para recibir a los vecinos que ya no podían permanecer en sus hogares anegados.
Guadalupe Oeste
En la zona centro-norte de la ciudad el panorama era desolador. Uno de los puntos más críticos fue Guadalupe Oeste; a la altura de Javier de la Rosa y Sarmiento, los pasos de las calles habían sido cerrados por los propios vecinos, para evitar que las correntadas de los automóviles metieran más agua en sus viviendas.
La dueña de una despensa mostraba desesperada su local comercial: “Mirá como tengo las heladeras y el freezer”, señalaba los equipo de frío que estaban levantados sobre ladrillos y tacos de madera. Dentro del pequeño comercio había casi 20 centímetros de agua. “Ya perdimos mercadería, esto es desesperante”, se lamentaba. “Esto pasa cada vez que hay una lluvia intensa. Tienen que hacer algo, porque nos cansamos de perder electrodomésticos y objetos de valor”, denunció a El Litoral.
“Hace 14 años que vivo acá, y nos inundamos permanentemente. Estamos hartos”, se quejaba otro vecino para quien el ingreso del agua en su vivienda comenzó a la hora 7.30. “Nos desayunamos con este desastre, y con la angustia de saber que esto pasa una y otra vez, y va a seguir pasando”.
“Yo ya lloré todo lo que había que llorar, así que pasen y vean nomás”, sollozó Fabiana. Hernán, su marido, invitaba a la vivienda ubicada sobre calle Sarmiento al 7500, también en Guadalupe Oeste. “Vean este desastre”, decía. Allí había 15 centímetros de agua, en toda la vivienda. La base de los muebles se hundían en el agua. En la pared todavía quedaba la marca de humedad de la última inundación. “Ya estamos curados de espanto”, decían al unísono.
La familia había alcanzado a salvar unos pocos electrodomésticos, como el televisor o el secarropas. Habían levantado la heladera sobre una base improvisada con ladrillos. “No sabemos si con el nuevo desagüe de calle French esto va a cambiar definitivamente. Lo cierto es que vivimos en una zona baja de la ciudad, y estamos desguarnecidos, a la merced de lo que cualquier lluvia intensa como la de hoy quiera hacer con nosotros. Las autoridades han hecho poco por nosotros”.
San José y Don Bosco
El recorrido prosiguió más al norte, hacia los barrios Nueva Pompeya y San José. Allí la situación era más complicada, porque la cantidad de agua era mayor y su nivel no descendía. Había sectores totalmente anegados, y se veían grupos de vecinos que comenzaban a autoevacuarse, con sus pertenencias a cuestas, con lo poco que habían alcanzado a salvar. Era un éxodo resignado hacia uno de los centros de evacuados habilitados por la Municipalidad local, en el Cedepro.
Los fantasmas de viejas tragedias agitaban. El agua estaba allí, otra vez cubriéndolo todo, y con ella los olores nauseabundos, la basura, los desperdicios, las alimañas. Los niños jugaban sin conciencia de la emergencia, descalzos, en una vereda inundada. Los perros sucios y mojados buscaban en las aceras un sector adonde refugiarse.
A la altura de Regimiento 12 de Infantería al 3700, también en barrio San José, Daniel había improvisado una defensa con bolsas en la puerta de su hogar, y se apresuraba en levantar un pilar con cemento y ladrillos. El agua no bajaba, sobrepasaba el cordón de la calzada y amagaba con llegar a la entrada. “Estoy haciendo todo lo que está a mi alcance, no me dan las manos”, decía desesperado. “Esto no es nuevo, yo vivo hace 15 años acá, y estamos cansados de inundarnos toda vez que llueve más de 50 milímetros”.
Más al sur
A las 9, aunque la lluvia era intensa, los vecinos de Sargento Cabral en Salvador del Carril y Pedro Vittori salían a la vereda a impedir la circulación de vehículos. Es que cada uno que pasaba generaba un oleaje que empujaba el agua de nuevo adentro de las viviendas. Otros, optaron directamente por prohibir el tránsito en ambas vías atravesando de vereda a vereda alambres y cintas plásticas.
“Por acá no sigan por favor y no se metan para el lado de la vía -hacia el norte- porque no salen más”, gritaba un vecino desde la puerta de su casa en la esquina de J.M. Zuviría y Pedro Vittori. Según dijo, el agua ingresó a su casa alrededor de las 6:30, tal como ocurre cada vez que llueve mucho.
En barrio Fomento 9 de Julio, en la zona de las cuatro vías el paisaje se repetía: el agua estancada en las calles superaba los 50 centímetros y el esfuerzo de la gente por sacarla de las habitaciones era en vano.
La mitad del ejido urbano se quedó sin energía. Los colectivos dejaron de circular. El municipio habilitó 9 centros de evacuados, pero muchos vecinos prefirieron quedarse en sus hogares.
Hacia el oeste, la esquina de Lamadrid y Juan Díaz de Solís de barrio Roma era un río. Adentro de las casas se veía cómo los mayores levantaban muebles y los chicos esperaban afuera empapados. “Vayan para Santa Rosa de Lima que están peor que acá”, aseguraba a los gritos un hombre que barría frenéticamente el líquido que insistía con permanecer y aumentaba con la lluvia.
En barrio Alfonso por calle Corrientes hacia el oeste, se veía el peregrinar de gente de todas las edades saliendo con algunas pertenencias, una imagen conocida.
De la vereda de enfrente, Leandro gritaba enfurecido: “Mirá lo que es esto, todos los muebles arruinados”. A su lado, tres mujeres y varios niños se cubrían la cabeza con toallas. “Vengan a ver la cantidad de mercadería que perdí”, pedía una mujer señalando su despensa.
Al 4200 de Corrientes, Claudio tomaba mate y miraba la calle apoyado en una defensa de madera que improvisó en la puerta de su vivienda. A la madrugada tuvo 60 cm. en su casa. “Volvemos a lo mismo de siempre”, dijo.
En barrio San José, un vecino improvisaba una defensa con bolsas en la puerta de su hogar, y se apresuraba a levantar un pilar con cemento y ladrillos, en un intento desesperado por frenar el avance del agua a su vivienda
Llamados a la redacción
Aunque la recorrida por barrios afectados empezó temprano, se recibieron en la Redacción de El Litoral gran cantidad de llamados de vecinos advirtiendo la situación que estaban atravesando a los que fue imposible llegar. Las comunicaciones se recibieron de: Ayacucho y Caferatta -Juventud del Norte-, 12 de Infantería y Alberdi -Guadalupe Oeste-, Colón y Rodríguez Peña -Centenario-, Pasaje Paraguay entre Espora y Boneo, barrio Policial, barrio Los Angeles, Sargento Cabral y Presidente Perón.
Fotos: José Gabriel Vittori
fuente: Diario EL LITORAL de Santa Fe- 20 Febrero 2010
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PAGO IMPUESTOS ALTOS, en guadalupe oeste y se me arruinaron muebles; modular, puertas, mesada.bachas, ,corlok, lavarropas, lustradora.paredes, por la crecida de la calle en dia de lluvia.por favor mejorar la situación ya no duermo cuando lleve, y sentados, toda la noche."Muy lindas las mejoras de freyre, "y los derroches de luz.Dependemos de que alguien prenda la bomba...para no inundarnos.Ya mis familiares eligen otro lugar de paseo.No me visitan.
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