¿Sueño o pesadilla?
Rogelio Alaniz
No creo que los dioses me otorguen el privilegio de
asistir a algunas de las reuniones convocadas por la señora, entre otras
cosas porque no pertenezco a la claque gentil y obsequiosa que disfruta
del infinito placer de escucharla discurrir sobre los más diversos
temas. Supongo que tampoco el destino o alguna insólita conjunción de
los planetas me permitan participar en alguna conferencia de prensa,
dado que el género preferido de Ella es el monólogo o -bien mirado- el
show, dirigido a una platea decidida a aplaudir y festejar cada una de
sus ocurrencias.
Con los años he adquirido una suerte de resignación
que me ha enseñado a reconocer mis límites y a convivir con ellos. El
aprendizaje no ha sido sencillo, pero si eficaz, no me ha dado felicidad
pero si comodidades, entre otras, la de admitir de una buena vez que no
tengo la obligación de cambiar el mundo porque, como dijera Chesterton,
“el mundo ya era viejo cuando nosotros éramos jóvenes”.
He decidido, por lo tanto, ser bueno y virtuoso,
conformista y servicial, pero ninguno de estos impulsos civilizatorios
me impide que en los momento de recogimiento el “inconciente”, el “ángel
malo”, el diablo, o algún genio maligno, haga su faena conmigo y me
inficione de ideas perturbadoras e inquietantes. Sin ir más lejos, el
otro día imaginé -no sé por qué ni para qué- que participaba en una
conferencia de prensa convocada por la señora y que, para mi extrañeza
-y la extrañeza de todos- Ella permitía que los periodistas le
hiciéramos algunas preguntas acerca del caso YPF. Así lo califico porque
luego de indagar sobre el tema, las palabras nacionalización,
estatización o argentinización no son precisas, al punto que si me
dieran elegir optaría por emplear el neologismo “cristinización” de YPF.
Lo cierto es que soñaba que asistía a una conferencia
de prensa convocada por la señora y con los nervios y la desprolijidad
del caso hacía las siguientes preguntas. ¿Cómo vamos a recuperar el
autoabastecimiento petrolero con los mismos funcionarios que lo
perdieron en menos de ocho años? Si es verdad que se defiende al Estado,
¿por qué en este caso no se designan funcionarios probos y
profesionales competentes? ¿qué antecedentes en materia petrolera tienen
De Vido, Cameron, Espinosa o Kicillof? Y ya que estamos; ¿Xavier
Espinosa es el mismo que estuvo al frente de Enarsa? ¿es el mismo que
hace unos años en Venezuela participó de la gestión de una embajada
paralela y puso en condiciones el avión que trajo a Ezeiza al señor
Antonini Wilson y su valija con los 800.000 dólares? Y Daniel Cameron,
¿es el mismo que dijo que la pérdida del autoabastecimiento petrolero no
era un dato importante o determinante? Y Santiago Carnero, actual
miembro del directorio del Banco Central, ¿es el mismo que en febrero
del 2008 firmó el acuerdo societario entre Repsol y Eskenazi y es ésa la
misma persona que aprobó todos los balances de la compañía? Y la señora
Silvana Rosa Lagrosa, actual integrante de la SIGEN, ¿es la misma
persona que en aquellos años era la síndica del Estado en YPF? ¿Y el
señor Roberto Baratta, es el mismo que el 2 de noviembre de 2011 dijo
que el Estado nacional está en un todo de acuerdo con las actividades
que Repsol viene desarrollando? Las declaraciones del señor De Vido, de
que tendremos gas por noventa años o que va a llover gasóleo ¿fue una
profecía o un chiste?
¿Corresponde llamar nacional y popular a una política
petrolera que privilegió la importación de energía y castigó a la
industria nacional? ¿cómo se compatibiliza el llamado nacionalismo
petrolero con la venta, en 1999, a Repsol del 4,3 por ciento de las
acciones de la provincia de Santa Cruz? ¿cómo se compatibiliza el
nacionalismo estatista del que se jactan los publicistas del gobierno,
ante el hecho inquietante y sugestivo de que YPF no está sujeta a la
auditoría de ninguno de los organismos del Estado?
¿Usted puede explicar porque Enrique y Sebastián (con
ese tono afectuoso la Señora se refería a los Eskenazi hace menos de
dos años) compraron el veinticinco por ciento de las acciones de YPF,
con unos pocos dólares iniciales y disponiendo del beneficio de pagar la
compra con las utilidades de la compañía? ¿acaso se inspiró para tomar
esta decisión en la lección de ética empresaria brindada por ese otro
prócer de la burguesía nacional peronista que se llamó Jorge Antonio,
cuando dijo que “negocio donde hay que poner plata no es negocio”.
Y ya que seguimos en el tema, ¿puede explicar por qué
le otorgaron a Repsol y al Grupo Eskenazi la facultad de retirar el
noventa por ciento de las utilidades y por qué en 2008 los autorizaron a
que hicieran un retiro extraordinario de ganancias?
¿Es verdad que Repsol le prestó la mitad del dinero
al Grupo Petersen (Eskenazi) y la otra mitad a un consorcio de bancos
europeos y que el garante de ese convenio fue un señor llamado Néstor
Kirchner? ¿El Grupo Petersen, es el mismo que se hizo cargo de la
privatización del Banco de Santa Cruz promovida por Néstor Kirchner? ¿Es
desde ese banco desde dónde se giraron a Suiza los fondos de las
regalías petroleras de la provincia a través del Credit Suisse, el banco
que lidera el consorcio de entidades financieras europeas que le prestó
dinero a Eskenazi para comprar el veinticinco por ciento de las
acciones de YPF?
¿Atendiendo a estos datos, es posible sugerir que
Kirchner y Eskenazi hayan sido socios o que uno haya sido el testaferro
del otro? Dicho sea de paso: ¿Es verdad que el domicilio legal del Grupo
Eskenazi está en Nueva Zelanda? Por último: ¿Por qué se expropió a
Repsol y no a los Eskenazi?
Sin ánimo de ser curioso y mucho menos indiscreto,
quisiera saber por qué Repsol es el malo de la película cuando YPF sólo
representa el treinta por ciento de la producción de gas y petróleo del
país, y cuando nueve de las catorce empresas que operan en nuestro
territorio tuvieron pérdidas iguales o mayores que las de YPF? Si esto
fuera así, ¿no estamos acaso ante el fracaso de la política petrolera
dirigida por el gobierno nacional desde hace más de ocho años? Pregunto
al pasar. ¿Se puede saber por qué las empresas españolas que operan en
Chile, Perú, Brasil o México, no están acusadas de estafa, vaciamiento o
algo parecido? ¿Por qué sólo en la Argentina se portan mal? Y en un
plano más íntimo. ¿Por qué, Señora, Antonio Brufau hace apenas dos años
era “Antonio” y ahora es un ogro?
¿Es un invento de Repsol que tres de las nueve
principales operadoras y productoras de gas redujeron su producción en
el 50 y 69 por ciento frente al 23 de YPF? ¿también es un invento de
Repsol que siete de las nueve productoras de petróleo redujeron su
producción, mientras que YPF las aumentó un cinco por ciento? ¿es verdad
que Repsol no es una empresa española y mucho menos del Estado español,
porque el cuarenta y dos por ciento de sus acciones pertenecen a la
British Petroleum y el nueve por ciento a Pemex, la estatal mexicana?
¿Es verdad que para financiar la expropiación de YPF
se recurriría al dinero del ANSES? ¿qué hay de cierto en que las futuras
áreas a licitar de YPF contarían con el aporte técnico y financiero de
reconocidos capitalistas petroleros como Cristóbal López y Lázaro Báez?
Por último, ¿podría decirse, a la hora de calificar
sus actos, que en realidad expropian pero no nacionalizan y mucho menos
estatizan, ya que en la nueva YPF sólo el 26 por ciento de las acciones
quedará en manos del Estado nacional, pues el otro 25 por ciento se
repartirá entre diez Estados provinciales, el 24,5 seguirá en manos del
grupo Eskenazi, el 6,5 con Repsol, el 11 por ciento en manos de dos
bancos europeos, el cinco por ciento con inversores privados no
identificados y el dos por ciento a cargo del Mercado de Valores de
Buenos Aires?
Dos preguntas como al pasar: ¿No estamos ante una
cortina de humo para olvidarnos de Boudou y la catástrofe de Plaza Once?
¿No es éste uno de esos recursos publicitarios nacionalistas que
entusiasman al pueblo? Hace casi cuarenta años, ¿la señora Isabel
Martínez de Perón, no intentó recurrir a una treta publicitaria
parecida? Y para concluir, y atendiendo a estos antecedentes, ¿pueden
explicarme cómo hicieron para convencer a los socialistas y a los
radicales para que los apoyen?
Fue en ese momento que me desperté y descubrí que
todo fue un sueño y que la conferencia de prensa no había existido y,
mucho menos, mis preguntas. Respiré aliviado. Soy una persona respetuosa
de las leyes que se ha convencido de que el orden existente es lo mejor
que nos puede pasar. “No te metás” es mi exitosa filosofía de vida, y
nadie podrá convencerme de que en esta Argentina es conveniente o
saludable alguna otra actitud.
foto: Cristina reproduce en todos los escenarios su nuevo discurso sobre YPF.
Ayer, en el acto de Vélez y con la mano sobre el pecho, a la manera
norteamericana. foto:telam
fuente: diario EL LITORAL, SANTA FE,
28 DE ABRIL 2012
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