miércoles, 25 de abril de 2012

Rolando Hanglin: LOS NIETOS MUTANTES



Todos nosotros, los que hoy nos estamos convirtiendo en 
abuelos, hemos crecido en un caldo de olores, melodías,
nombres y colores que hicieron la Argentina de los años 50, 
el antes y el después.

Cualquiera sea nuestra clase social, nuestro origen étnico y 
nuestras señas particulares, todos sabemos de qué se trata 
cuando mencionamos ciertas consignas: "Piluso y Coquito... 
la Triple A... los Chalchaleros... Doña Petrona... El Padre
Gardella... Perón...Labruna... Me cortaron las piernas... el 
Negro Galíndez... la bicicleta del Lobo Fischer... El Negro B
rizuela Méndez... Rayuela de Julio Cortázar... El Muñeco 
Madurga... El Beto Alonso... Imagine de John Lennon... los
rompeportones... las figuritas Starosta... las chicas que
 juegan al elástico... la licuadora IME... la Lettera Olivetti... 
los chicos Double Bubble... el almirante Rojas... Radio Carve
de Montevideo... Balá, Marchesini y Locatti... las medialunas
en Atalaya..."

Cada una de estas palabras nos trae imágenes de nuestra
juventud.

Claro, después tuvimos hijos a los que les ocultamos 
prolijamente todo lo que acontecía a nuestro alrededor, del 
mismo modo que nuestros bisabuelos prefirieron no explicar
qué tal se estaba en la tercera clase del barco que los trajo 
de Europa, y mucho menos por qué se vinieron. Ellos 
corrieron un denso manto de olvido sobre lo que pasaba en 
su patria.



Nosotros corrimos otro similar, disimulando las alternativas
de nuestra época joven. Luego vinieron tres éxodos: el de 
1976, en general de origen político, el de 1984, debido a la 
inflación, y el de 2001, causado por el corralito.

Al cabo de estas vicisitudes, nos encontramos con nuestros 
nietos, que nos dejan completamente perplejos. Son de otro 
planeta. De otro milenio. No tienen nada que ver con el país de
nuestra infancia.

Son mutantes. Los abuelos -todavía jóvenes, faltaría más- nos
encontramos en el partido de tenis o en la cola del banco y 
contamos cosas asombrosas sobre nuestros nietos. Lo 
decimos a veces con orgullo, otras veces con vergüenza,
siempre con asombro:

1. "Mi nieto no sabe hablar en castellano, porque mi hijo se 
  fue a vivir al Canadá francés, así que el pequeño Jean Pierre 
  va al colegio en francés y tiene que aprender obligatoriamente 
  inglés... ¿Para qué quiere más idiomas?".

2. "Mi nieto quiere ser chef".

3. "Mi nieta quiere ser boxeadora".

4. "Recibí un mail de mi nieto, dice que se casa con una buena
     persona... no me aclara si es varón o mujer".

5. "Mi nieto es hincha del Manchester United".

6. "Mi nieta es negra, porque mi hija se radicó en Barcelona y
      allí se juntó con Ahmed, que es de Senegal".

7. "Mi nieto se pone la ropa de su mamá, se disfraza de
       Madonna y baila por toda la casa".

8. "Mi nieto me pidió una iguana para su cumpleaños".

9. "Mi nieta me mandó un CD, pero no sé cómo abrirlo".

10. "Hice un asado para mis nietos, pero me dijeron que son
ovo-lacto-vegetarianos".

11. "Le regalé una pelota de fútbol, pero prefiere jugar con la
        Wii ¿?".

12. "Mi nieta no come en la mesa, se alimenta en su cuarto
         con caramelos  y hamburguesas mientras chatea ".

13. "Mi nieto vive aquí, en la Argentina , pero habla de tú y 
        de aparcar el carro o jalar de la puerta, como en la tele".

14. "Mi nieta cultiva una huerta orgánica en el balcón: tiene 
          puerros y marihuana".

Sin darnos cuenta, hemos entrado en otro planeta. Perviven 
algunos hábitos de la prehistoria: por ejemplo, concurrir 
personalmente a una cancha de fútbol para mirar un partido, 
o inseminar personalmente a la mujer, o aplaudir 
personalmente a figuras tan jurásicas como Paul Mc Cartney.

Tal vez todo eso desaparezca en el futuro, en la medida en
 que vamos desapareciendo nosotros.

Y nuestros nietos ya no sabrán qué significan ciertas 
palabras, ni provocará ninguna emoción en su espíritu la 
aparición de sonidos u olores:

Cabral, soldado heroico... matinée, vermut y noche... 
Corrientes y Bouchard... los petiteros... la mokini... 
el diávolo... John Wayne... Odol Pregunta... las chatitas... 
los sueters de Ban-lon... el jarrón de Coppola... puntear y 
rasguear en la guitarra... el Pelente... el rotaprint... el 
mimeógrafo... el Gran Amadeo... Gonzalito y Bunetta...
el flaco Frondizi en su departamento de la calle Berutti... Hay 
que pasar el invierno... la pelea de Alberto Samid con Mauro 
Viale... el gran viaje de Gato y Mancha...

¡Ni hablemos de Jorge Newbery, el Coronel "Toro" Villegas 
o la Mistinguette
!

Somos prehistoria. Dinosaurios vivientes. Sin embargo, les
 propongo reconfortarnos con una frase original:

¡¡¡¡" VIEJO ES EL VIENTO Y TODAVIA SOPLA"!!!!


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