No me gustan las despedidas me gustan las bienvenidas. Bienvenido sea pues este maduro 25 aniversario de nuestro querida EICTV, bienvenido el nuevo año 2012, bienvenidos los nuevos proyectos o "craniums" como les guste más, o bienvenidos a este lugar compartido, la lagrima solitaria, la carcajada generales.
Dejé de nuevo la Escuela a fines de septiembre de este año 2011, después de una fructífera colaboración de sonido y postproducción con sus alumnos egresados y maestros les dejé mi último film póstumo "El Fausto criollo, libre versión del poema gauchesco de Stanislao de Campo -completado no sin sacrificios- como resultado de la colaboración entre dos Escuelas de Cine Latinoamericanas: el ISCAA: Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales en Santa Fe, Argentina impulsado por su director Rolando Conejo López y, nuestra EICTV: Escuela Internacional de Cine y Televisión en Cuba, impulsada pos sus sucesivos directores Tania Valdés y Rafael Rosal y que bien valga como homenaje a sus 25 años de vida que hoy florecen y fructifican.
A todos: estudiantes, maestros, trabajadores, precedentes directores, desde Orlando a Tania, Rafa, Jerónimo, Maria Julia, Orlandito y todos los equipos de montaje de la escuela, gracias por vivir y dejarme que, junto a ustedes, yo sobreviva.
"La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos solo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios", supo decirnos nuestro Gabo cuando recibió el Nóbel. Un día crucial como hoy, recuperemos también este testimonio de la memoria: "una realidad que no es la del papel,-Gabo proseguía- sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas y que sustenta un manantial de creaciones insaciable plena de desdicha y de belleza. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines son las criaturas de aquella realidad desaforada. Hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Ese es, amigos, el nudo de nuestra soledad", concluía Gabo.
Y este nudo, al que llego yo por mi cuenta, es el tema de la educación audiovisual en América Latina: todavía hoy, a un cuarto de siglo de la fundación de nuestra escuela y a más de medio siglo de la creación del Movimiento de Nuevo Cine Latinoamericano, de su utopía del ojo y de la oreja, contra el ojo tuerto y la oreja sorda; en la formación y transmisión de una cultura audiovisual estéticamente, políticamente, económicamente liberada y liberatoria latinoamericana.
Nos asista el gran testigo Eduardo Galeano cuando en "Ventanas sobre la memoria" nos cuenta: "A orillas de otro mar, otro alfarero se retira en sus años tardíos, se le nublan los ojos, las manos le tiemblan, ha llegado la hora del adiós. Entonces ocurre la ceremonia de la iniciación: el alfarero viejo ofrece al alfarero joven su pieza mejor, así manda la tradición entre los indios del noroeste de América en la que el artista que se va entrega su obra maestra al artista que se inicia. El alfarero joven no guarda esa vasija perfecta para contemplarla y admirarla, sino que la estrella contra el suelo y la rompe en mil pedacitos, recoge los pedacitos y los incorpora a su arcilla".
Abramos bien el bendito ojo y la bendita oreja para escuchar y leer las sabias palabras de nuestro director Rafa. La escuela no está en crisis ni colapsando, ni estamos abogando a la lástima para conseguir fondos. Ni todas esas tonterías que las gentes andan diciendo por ahí. Estamos buscando los recursos que nos garanticen los próximos 25, 50, 100 años y más de existencia. Hay que hacerlo hoy y no mañana, pero sin alarmismos. No sean caja de resonancia de informaciones tergiversadas y comiencen a actuar pues expresar públicamente la necesidad de ayuda, no es debilidad, es transparencia.
La EICTV no estuvo nunca mejor que ahora pero además de otras cosas, nos falta prioritariamente regresar esta utopía: será de todos o no será, y retomemos ahora nuestro equilibro y el de esta escuela de cine de ustedes, pero también de vida, multidisciplinaria, multiétnica, multierótica, desequilibrándolo todo y "pa´lante". Una moraleja para terminar: a seguir estudiando, trabajando y gozando con la Sinfónica Nacional.
Un abrazo fuerte, hasta pronto, hasta siempre, fraternalmente
El viejo Fer (Fernando Birri)
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