Meir Eliav (Marcelo Ilewicki)
Hace 50 años, este contador dejó su Santa Fe natal para vivir y seguir estudiando en Tel Aviv, Israel. Formó una familia con una argentina, creció profesionalmente y llegó a ser el dueño de una de las más grandes compañías de seguros de vida (acuerdos viáticos) de Estados Unidos, cuyas oficinas funcionan en el piso 43 del emblemático Empire State de Nueva York.
TEXTOS Y FOTO. MARIANA RIVERA.
LA PARTIDA. “Me fui de Santa Fe a los 19 años, a vivir a Israel con mi familia. Había empezado a estudiar Contaduría en la universidad. Hice dos años pero la terminé en Tel Aviv, adonde conocí a mi esposa y me casé. Ella es argentina pero cuando era pequeña su familia se mudó a Asunción, en Paraguay. Allí fue a la universidad (es Doctora en Bioquímica) y en 1967 emigró a Israel, adonde la conocí. Nos casamos allí y tuvimos nuestras dos hijas: una es abogada y es la asesora legal de la empresa y la otra se dedica a la docencia”.
EN ISRAEL. “Empecé a trabajar en Israel para el banco más importante del país, el Hapoalim, que es internacional. En 1978, luego de trabajar cuatro años allí, me ofrecieron viajar a Los Ángeles, Estados Unidos, para dirigir las operaciones de la sucursal recién establecida en California, cubriendo actividades en toda la costa oeste del país. Fue una decisión que tomé pensando en el futuro y las posibilidades que esta posición me ofrecía. Supuestamente era una misión de dos años que se convirtieron en cinco”.
OTRA DECISIÓN. “En 1983 decidimos volver a Israel porque tomé una posición ejecutiva en el banco, en Tel Aviv. Dos años más tarde, una persona que era cliente del banco en Los Ángeles me ofreció regresar a Nueva York para actuar como vicepresidente ejecutivo de finanzas de un conglomerado de empresas que tenía en este país y en Panamá, incluyendo un banco, en New Jersey, del cual me nombraron presidente. Entre otras actividades, una de las empresas ofrecía financiación de aviones en Latinoamérica (Ecuador, Perú, etc.). A mí ya me había encantado Nueva York y ésta parecía una oportunidad muy buena para dejarla pasar. Le dije a mi esposa que primero me vendría solo y que después veríamos qué pasaba. Viajaba de Nueva York a Tel Aviv cada dos semanas, un vuelo largo. El jueves tomaba el avión a medianoche y llegaba el viernes a la tarde. El domingo es un día laborable en Tel Aviv (ellos trabajan de domingo a viernes ya que el sábado es fiesta) y a la medianoche salía de Tel Aviv y llegaba a Nueva York el lunes a las 6 de la mañana. Pasaba por mi departamento, me cambiaba y me iba a la oficina. Después de algunos meses decidí traer a toda la familia. Nos aclimatamos en Nueva York y finalmente nos radicamos en Estados Unidos. Aun ahora viajamos seguido a Israel, donde tenemos mucha familia y amigos”.
FIFTH AVENUE. “Después de cuatro años, la head office (oficina principal) del conglomerado se trasladó a Panamá. Ya que no quise mudarme allí y salí de la empresa. Busqué otras oportunidades y hace 20 años establecí esta firma, Legacy Benefits. Se dedica a una actividad financiera muy particular: compramos pólizas de seguros de vida de personas de avanzada edad (de más de 75 u 80 años), que en un momento determinado, a consecuencia de cambios en sus vidas, no necesitan más el seguro y no quieren o no pueden seguir pagando. La alternativa que tienen esas personas es devolver la póliza a la compañía de seguros y recibir solamente lo que se llama cash value (o sea, el ahorro acumulado en la póliza, que generalmente es una suma pequeña) o simplemente dejar que ésta caduque. En cambio, nosotros les ofrecemos comprarles la póliza. El precio que se paga es importante y se calcula de acuerdo a la edad del individuo y su expectativa de vida. Ésta se determina usando los mismos cálculos actuarios que utilizan las compañías de seguros. Además, se toma en consideración la cantidad de dinero que tendremos que seguir pagando como premio durante el resto de la vida del individuo. Legacy Benefits acumula paquetes de 250 a 300 (o más) pólizas y las ofrece como fondos de inversiones a instituciones financieras en Europa y este país. Hoy en día es una de las tres o cuatro compañías más grandes que hay en este rubro. Si me hubiesen dicho cuando me fui de Santa Fe que iba a terminar en el Empire State Building, al frente de esta empresa, hubiera dicho: Are you crazy (estás loco)?. Pero la circunstancias se dieron así”.
ARGENTINA EN EL CORAZÓN
“Siempre tengo a La Argentina en mi corazón. Yo la amo. Escuchamos folklore argentino, leemos su literatura, festejamos muchas fiestas haciendo asado y comiendo empanadas. Esas costumbres no se pierden. Incluso, les enseñamos a nuestras hijas y yernos, que son americanos, las cosas nuestras. La Argentina siempre está latente en nuestras vidas. Mis hijas hablan español. También, nuestros nietos (que tienen 8, 4 y 3 años, y son divinos), lo entienden perfectamente, aunque no lo quieren hablar. No quieren ser diferentes a los otros chicos, y es una pena”.
NOSTALGIA POR SANTA FE
“Cuando tenemos oportunidad, mi esposa y yo viajamos a la Argentina; nos encanta. Pero lamentablemente no siempre pude visitar Santa Fe, la ciudad por la que aún siento mucho cariño. El año pasado tenía programado ir para el festejo de los 50 años de egresados de la Escuela de Comercio. Por motivos ajenos a mi voluntad, no pudimos viajar. A la mayoría de mis compañeros no los veo desde que me fui de Santa Fe, o sea, hace casi 50 años. Obviamente hemos cambiado, tenemos otras vidas. Con algunos de ellos estuve últimamente intercambiando e-mails. Por supuesto, uno se pone mayor y de pronto surge un poco de nostalgia. Claro que hubiera sido interesante volverlos a ver; creo que somos muy pocos los que nos fuimos del país y que por las circunstancias de la vida nunca más regresamos. No pensé que eso me iba a suceder”.
así soy yo
fuente: diario EL LITORAL, Santa Fe
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