jueves, 24 de noviembre de 2011

ENRIQUE M.BUTTI, uno de los más prolíficos y talentosos escritores y poetas santafesinos



Enrique Manuel Abondio Butti è nato a Santa Fe (Argentina) il 24 febbraio 1949. Ha studiato cinema nell'ex Instituto de Cine della Universidad Nacional del Litoral e nel Centro Sperimentale di Cinematografia di Roma dove ha creato il laboratorio di animazione. Ha vissuto vari anni in Italia; nel 1983 è tornato a Santa Fe dove risiede e lavora nelle pagine culturali del giornale "El Litoral".

Tra i riconoscimenti ottenuti annovera:
1986: Premio Fondo Nacional de las Artes (per Aiaiay)
1989: Premio Novela Juvenil-Colihue (per No me digan que no)
1990: Premio de Ensayo José Pedroni (per Del nombrar y de los nombres)
1991: Premio Concurso de Obras Breves de Teatro (per Espina de diamante)


Enrique M. Butti

L'intervista

Géneros
¿Qué es lo que al inicio del impulso a la escritura decide que lo que viene es poesía o narrativa? Hay algunos indicios que son los que ya conoce cual-quier adolescente con afición a las letras: si uno está instalado en la taquicardia existencial, aterrado, enamorado, ago-nizante, en levitación, cada palabra nace con tal carga, de plomo, hormona, Historia o desesperación, que es probable que se elija esa rara capacidad de la poesía para apresar y sostener el pronunciamiento del instante, del eterno presente. Esta vehemencia no impide la aplicación artesanal, y quizás la métrica y la rima rigurosas sean en última instancia buenos cimientos con que nos arma la tradición para que, aplacada la taquicardia, persista el estímulo al trabajo y borremos la vergüenza de aquella debilidad primera, la inspiración.

Después, si me gusta leer y escribir novelas es por el sortilegio de entrar a vivir en mundos distintos y paralelos, uno de los cuales dura mientras dura esa escricura o esa lectura, o mientras duran sus resonancias, a veces tan agudas y permeables e indelebles como el mundo cotidiano que permanece en los sueños, o como los sueños que permanecen en la vida cotidiana.

Y en el cuento sucede otra historia, el difícil intento por hacer confluir y concentrar esos dos mundos, o cuantos fueran. Desde la experiencia de la escritura, lo siento como el más gentil, el más misterioso y satisfactorio de los géneros que he trabajado, quizás porque participa de los arrebatos tan distintos de la novela y de la poesía, y porque su vida es más rápidamente independiente e integral.

El punto principal
Los rigores que trataron de imponer los estudios literarios de la segunda mitad del siglo XX para entronizarse en pseudociencia, tuvieron necesariamente que centrarse en el texto, obviando o negando la cuestión del gusto y lo que tuviera que ver con el lector. Con una mística anticipatoria y patética, los logros más concretos de esos estudios terminaron siendo explotados por la industria cibernética y por la mucho menos importante y más mezquina industria de la promoción literaria, tal como la conocemos hoy actuando en suplementos, merchandising, premios y nobeles, construcción de prestigios universitarios, etc. Entretanto, del lector, nada, Y el lector es el punto principal. Podía dejarse de escribir, ya que abunda biblioteca para rato, y si hubiera lector, la literatura sobreviviría. Pero si desaparece el lector, aunque haya quienes escriban (hay tantos escritores que no son lectores), ¿entonces, qué?

Como propuesta de progreso se decidió despreciar y anunciar la muerte del lector inocente, no del estúpido, sino del que no se remitiera a una lectura exclusivamente estética, como si desde los inicios de la literatura no se supiera que todo temblor de ella se origina fatalmente a través de la expresión. Conozco pocos escritores como la gente, pero nunca conocí un buen lector que por más jodido que fuese no valiera compartir toda la vida a su lado.

La historia del lector básicamente tiene que ver con la soledad. Me figuro que hay dos tipos de lectores: el que llega a los libros por los caminos de la soledad, y el que llega a la soledad por la frecuentación de los libros. La soledad de uno es sólo aparente: abandona antiguas o futuras compañías por otros, mejores amigos. La soledad del segundo es irreversible: no encuentra a nadie en los libros; él es autor de todo lo que lee.

Destronando las órdenes
Hay un ensayo, una confesión de Carlo Emilio Gadda, que se titula “Cómo no trabajo”, porque el texto que sigue es una irrupción de rabia y lamento contra los vates y demagogos de su tiempo. Y ahí Gadda habla de la carga de palabras que hay que echar a puñados, como a las gallinas maíces, como Colón echaba cuentas de vidrios a los indios para deslumbrarlos, ya que su reverencia Colón esperaba como contrapartida granos, patatas de oro. Y enseguida Gadda se planta y clama: “¡Ay de mí, yo no soy escritor colombófilo. No busco gallinas para echarles perlas vítreas. No quiero pepitas, ni patatas. No tengo indios bajo mi poder. No quiero tenerlos.”

No, ni indios ni esclavos. Pero de vez en cuando uno pública, y por algo será, por alguien. Seducción y no cadenas, entonces; si hay que llevarlo al lector, página a página, que sea con la sopapa de un beso, que dure del inicio al fin, sin aliento. Pero antes, claro, habrá que buscar un lugar de encuentro. Desbrozar, abrirse paso en la página en blanco, que bien vista es negra, como te decía, destronando las órdenes que exigen, amenazan, prometen, chantajean, de los puercos Judas besando el cuentero Homero, a la pequeña Sherezade, al pequeño Rimbaud, de los cerdos acordando voz de mando a fuerza de Expulsiones, estacas en el corazón, golpes en los nudillos para que aprendan, para que aprendamos, los aprendices de escritor, a emular sus malditas devastaciones e impotencias premiadas y reverenciadas, prometiéndonos futuras entronizaciones y vasallos genuflexos, gallinas, indios, esclavos.

No tuve maestros literarios. No quise tenerlos. Desconfié enseguida de sus maíces, de sus cuentas de colores, y aprendí que los artistas supremos se los encuentra en otro lado. Los específicamente literarios, en las bibliotecas; los vivientes, en las calles del mundo, si es que uno tiene ganas y sabe vagabundear.

intervista di Enrique Butti a Javier Adúriz,
in “OMERO poesía”, dicembre 2002, anno 4 / n. 9



- Aiaiay, (romanzo) Bs.As., Ed. Sudamericana 1986, pp. 157

- Claroscuro, (racconto) in Ocho cuentistas santafesinos, Santa Fe, Cuadernos de exyension universitaria, Universidad Nacional del Litoral, 1987, pp. 116 [pp. 37-49] (sono presenti racconti di Antognazzi, Balbi, Butti, Catania, Gómez, Herrero, Pagés, Sauco).

- No me digan que no, (romanzo per ragazzi) Bs.As., Ed. Colihue, 1989 e 1994, pp. 115

- Espina de diamante, (teatro) in 1° Concurso de obras teatrales breves, Santa Fe, Diario El Litoral, Editorial Colmegna, Banco BICA, 1990, pp. 58 [pp.47-58] (raccoglie i tre vincitori: Astrada, Suleimen, Butti)

- Del nombrar y de los nombres en la obra deJosé Pedroni, (saggistica), Santa Fe, Editorial Colmegna 1991, pp. 40

- Solfeo, (racconti) México, Editorial Corunda 1993, pp. 108

- La fruta de la perdición (teatro), Ediciones de la Cortada 1994; Concurso de dramaturgía 1993, Premio Fondo Nacional de las Artes 1993, pp. 61

- El Fantasma del Teatro Municipal, (romanzo per ragazzi), Bs.As., Ed. Colihue 1994, pp. 97, ill. di Cuk

- Carnavalito, (romanzo per ragazzi) Bs.As., Ed. Colihue, 1995, pp. 155

- Cuaderno de traducciones, (traduzioni) Santa Fe, Ediciones de la nada, El soplo y el viento n. 26, dicembre 1997, pp. 26

- Latente, (racconto) in XII Premio Max Aub 1998, Fundación Max Aub 1999, pp. 59 [pp. 3-39]. Mención de onor (Butti, Condoño Sánchez)

- Indí. Pasticciaccio argentino (romanzo), Bs.As., Editorial Losada 1998, pp. 212

- Opera omnia en mil volúmenes (racconto), in Nuestros cuentos. Una antología de la narrativa argentina, Ed. no comercial, 1998, pp. 205 [pp. 61-72]. Rist. in Los mejores cuentos del Litoral. Antología a cargo de Jorge Isaías. Ameghino Editora 1999, pp. 234 [49-53]

- Sin cabeza y encapuchados (romanzo per ragazzi), Bs.As., Ed. Colihue 2001, pp. 111, illustraz. di Pablo Zweig

- Despeñadero, Su nombre dorado (racconti) in Octopus II. Narradores argentinos contempóraneos, Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral 2002, pp. 187 [pp. 49-51; 52-55] (racconti di Barbieri, Bernatek, Butti, Catania, Gómez, Morán, Pagés, Víttori)

- Porotita pajarona (racconto per bambini), Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral 2003, pp. 15, illustraz. di Istvansch

El Diablo mete la cola, y otros cuentos del Infierno (Cuentos, recreaciones de leyendas, refranes, dichos populares, exorcismos, citas, ejercicios didácticos). Con ilustraciones de María Jesús Alvarez. Rosario, Homo Sapiens Ediciones, Colección La Flor de la Canela, 2006, pp. 80.

Cada casa, un mundo. Novela de aventuras. Ediciones Colihue, colección La Movida. Ilustraciones de Javier A. González. Buenos Aires, Argentina, 2006.

El Novio. (novela) Buenos Aires, Ediciones El cuenco del plata 2007.

Lluvia de astros. Los inagotables mitos griegos. Rosarioes, Homo Sapiens Ediciones 2008.

edizioni italiane

- Aiaiay (romanzo), Roma, Prisma Editori 1989, pp. 125; traduzione di Luigi Maccione, postfazione di Fausto Pederzoli

- Pasticciaccio argentino, Il Saggiatore 1994, pp. 174, traduzione di Angelo Morino

- Una torta al vinavil, Torino, Einaudi 1994, pp. 108, a cura di Clementina Acerbi

altre edizioni

- It can't be too soon for me (racconto), in Hand in hand. Alongside the tracks and Other Stories, London, Constable 1992, pp. 172 [pp. 105-108]; traduzione di Norman Thomas di Giovanni e Susan Ashe

altre traduzioni

- Giuseppe Tomasi de Lampedusa: Los relatos, Bs.As., Perfil Libros, Ficciones Clásicos 1998, pp. 176; traduzione di Enrique Butti

ter

fuente: http://www.narratori.org/butti/index.php

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