domingo, 19 de diciembre de 2010
Miguel Brascó, una 'Institución' Nacional
Un dionisíaco multifacético
Escritor y periodista, enólogo, dibujante, abogado, humorista, pero esencialmente poeta, Miguel Brascó visitó Santa Fe para una degustación organizada por una marca. Dialogó con Nosotros sobre su tendencia “polimórfica”, a la que califica como “un equívoco”, y contó cómo hace para, a los 84, desenvolverse con aptitud en tan diversas actividades.
TEXTOS. ESTANISLAO GIMÉNEZ CORTE (*).
FOTOS. PABLO AGUIRRE Y EL LITORAL.
“Canta el alma del vino contenida en botellas:
(...)”porque siento una inmensa alegría al caer/
En la boca de un hombre al que abruma el cansancio/
Y su cálido pecho es la tumba más dulce/
Donde estoy más a gusto que en mis frías botellas””
Charles Baudelaire, “El Alma del Vino”, de “Flores del Mal” (1857)
I
En una de sus primeras obras, “El origen de la tragedia” (1871), Nietszche trabaja largamente una oposición conceptual aplicada al arte lírico, que dará lugar a una enorme tradición teórica para explicar los momentos creativos: allí explica que en toda creación intervienen lo dionisíaco y lo apolíneo. Con dionisíaco, nominación originada en la mitología griega (Dioniso es el dios del vino), se alude a las potencias sensibles, a lo ligado al placer, el éxtasis, la locura, lo corporal; a todo aquello instintivo o instintual, primitivo, caótico, sensual o sexual. Calificar a alguien de dionisíaco o de epicúreo es, entonces, vincular su existencia a lo placentero. A este hombre, Brascó, parece no quedarle mal el adjetivo.
II
Detenerse en la biografía de Brascó da la agridulce sensación de que uno no ha hecho nada o, lo que es lo mismo, que él hizo todo. Nacido en 1926, se doctoró en Derecho en España, estudió letras, se dedicó a la poesía (es el autor de la letra de “Santafesino de veras”); trabajó en teatro, fue traductor, hombre de radio y publicista. Publicó las primeras tiras de Mafalda, fue director de Ego, Diners y Status; condujo programas de TV; se destacó en el humor, en el dibujo ... y la lista podría seguir. Actualmente escribe una columna en La Nación, hace degustaciones y tiene a la espera de publicación dos novelas. Una de ellas, “Los leopardos son cosa del atardecer”, ya terminada.
III
Brascó habla bajo y pausado. A pesar de que dice que tiene “unas lagunas del tamaño del Iberá”, como todo lector, construye perfectamente y precisamente sus respuestas. Y tiene una prodigiosa memoria. Lo que sigue es una síntesis de la conversación.
- Cuando tiene que llenar un formulario, ¿qué pone en “ocupación”?
- Es un problema que se me planteó en un momento, porque es un destino equívoco el mío. Cuando era joven me parecía divertidísimo, (tener) esa cosa como “renacentista”. Después te das cuenta de que es un error garrafal. Los escritores amigos dicen “ahí viene Brascó, que dibuja muy bien”, y los dibujantes me evalúan como crítico de vinos, y así (...) pero en general pongo escritor.
- Puede haber sido o no un error, pero también hay que tener talento para abarcar tantos campos...
- O suerte (...) Lo que yo quería ser desde joven, desde muy chico, era escribir (...) escribía todas las cosas imaginables (...) menos sobre vinos (risas); aunque en esa época, mi generación tuvo la gran suerte de no convivir con la Coca Cola. Entonces tus padres te daban un poco de vino tinto, con soda, que era nuestra Coca Cola. Era como irte dando de a poco el certificado de adulto. Y ahí entrabas en la cultura del vino; para los jóvenes es difícil porque el vino es una cultura compleja, si la comparás con otras.
- La juventud tiene más relación con la cerveza ¿no?
- En el mundo la cerveza tiene preeminencia sobre el vino; la explicación es que hay una cultura mediterránea por lo cual el vino es un elemento de la comida: tomás vino mientras comés, lo cual mejora el sabor de la comida (...)
- Se me ocurre que también hay una cierta idea en los jóvenes respecto de que el vino es una bebida para adultos
- Es una verdad, en la medida en que cuando uno sabe comer, sabe tomar vino. Cuando la gente me para en una cola de supermercado y me dice “quiero saber de vinos”, yo les digo que todo el mundo sabe de vinos; el argentino es un pueblo particularmente despierto y sofisticado en sus gustos. Argentina tiene una capacidad de consumo y producción de vino fuera de la común, es el quinto consumidor de vino del mundo (...).
- Siempre repite que en el mundo de la crítica de vinos hay mucho “macaneo”...
- La única manera de describir el vino es la poesía, para lo cual hay que tener el concepto de la metáfora y poder hacer comparativamente las cosas.
IV
- ¿Tiene presente el primer libro que le provocó una verdadera conmoción, y porqué?
- Yo vivía en la Patagonia; desde que tengo memoria siempre leí mucho, es lo que hacía la gente en aquellos años y en aquellos lugares, veíamos películas ocasionalmente. Me recuerdo de chico leyendo. Los primeros que leí fueron los de Dumas, Los tres mosqueteros, por ejemplo. Me llamaba la atención porque Dumas era un tomador de vinos muy conocido, y en sus historias están mencionados los vinos, con marcas precisas (....) En Guerra y Paz, de Tolstoi, también hay muchas marcas mencionadas.
- Si tuviese que mencionar a dos o tres autores que hayan sido trascendentes para su carrera, ¿a quién ponemos ahí?
- Escribo novelas, cuentos y poesía. Y ensayos. En ficción, una persona que tuvo una gran influencia sobre mi estilo fue John Dos Passos, contemporáneo de Hemingway. Escribió dos trilogías, que inauguran un estilo de narrar, porque él utiliza el estilo cinematográfico (...) cuenta parte de diversas historias separadas que luego se entrelazan; en poesía tengo una gran influencia de la música. Todo verdadero poema es en el fondo una composición musical (...) Entonces, en un artículo de diario, cuando está escrito por un periodista que tiene un manejo particular del estilo, te das cuenta (de que la influencia de la música está presente), o en un discurso de Churchill uno puede notar las cadencias musicales
V
- ¿Cuándo y cómo escribe?
-Con una computadora (risas).
-¿Tiene un método, necesita una atmósfera, prefiere trabajar bajo presión?
- Ningún escritor en su sano juicio puede preferir trabajar bajo presión. Eso pasa con las entregas periodísticas. Soy muy metódico y trabajo con la suficiente antelación (...) en general trabajo todo el día. A medida que he ido avanzando en la vida, y que me he podido desligar de las cosas secundarias, le dedico un porcentaje muy alto de mis horas de trabajo a escribir y dibujar...
- ¿Le cuesta separar sus actividades?
- No, para nada. Puedo pasar de una cosa a la otra. Hay días en que uno está inspirado para algo (...) también descubrí que la actividad genera la actividad y la inactividad, la indolencia; (las diversas actividades) son un subproducto, porque por ahí estoy atascado con algo y paso a otra cosa.
- Leí que dijo que Quino era un “alma torturada”...
- Todos los dibujantes y humoristas son un poco torturados. En el fondo es alguien que quiere transformar la realidad que lo rodea, por otra un poco mejor (...) salvo los humoristas negros (...) Quino es tímido, poco conversador, pero buena persona.
- Hay una idea extendida del creador como alguien atormentado, ¿está de acuerdo? ¿Le parece un lugar común?
- Es un disfraz como cualquier otro. En general el escritor que está en su tarea y le va bien disfruta con su trabajo y en el fondo es feliz. Lo otro es un look del siglo XIX.
- Otra cosa que leí es que perdió la amistad con Walsh y Cortázar a partir de cómo ellos cambiaron por su compromiso político...
- El ejercicio de la política en determinado nivel se ve que tiene un efecto como obsesivo. Yo era muy amigo de ambos. Con Walsh trabajé en varias revistas. Y con Julio empezamos un libro (...) Lo escribíamos en Suiza. (....) Walsh era una persona muy alegre, muy divertida; y de pronto van metiéndose, como quien avanza por un lugar estrecho lleno de barro, y a medida que pasa el tiempo, cambian. Cuando uno se enfrenta con la muerte con su cara bien clara no debe ser fácil (...) Cambian la expresión del rostro, que se corresponde con la del alma.
(*) egimenez@ellitoral.com
http://blogs.ellitoral.com/ocio_trabajado/
Los americanos están haciendo un esfuerzo por imponer un tipo de vino que sea suficientemente general, universal, global, como para que lo adopten países y comunidades que no toman vino, todo ello merced al enorme poder de la mass-media norteamericana”
“Cada uno tiene un aporte distinto. Un escritor argentino moderno no puede dejar de ver el enorme aporte que trajo Borges. Simplemente con cambiar la actitud del escritor frente al lenguaje. La Argentina venía de una literatura ceremoniosa, más española, y Borges fue el primero que empezó a escribir como se habla, con la cadencia con la que se habla (...) Hizo más legible la literatura” M. Brascó.
fuente: DIARIO EL LITORAL- SUPLEMENTO "NOSOTROS"
4 DE DICIEMBRE DE 2010
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