Carlos Catania
Escribe desde muy pequeño y nunca dejó de
hacerlo. Trabajó en teatro y cine, publicó varios libros y, por si fuera
poco, incursionó con éxito en el deporte. Trágico en su concepción de
la existencia, dice que la literatura puede “otorgar conciencia” al ser
humano.
TEXTOS. NANCY BALZA.
FOTO. MAURICIO GARÍN
UNA DEFINICIÓN. “Soy,
fundamentalmente, un escritor que también ha hecho teatro, cine y
televisión. Hay que conocer mucho, leer mucho, disciplinarse en la
lectura, tener un orden, una cronología literaria para comprender a los
escritores y hacer literatura comparada también. Siendo muy joven gané
un concurso en Rosario con un cuento que, junto con otros publicados por
El Litoral, integró el libro ‘La ciudad desaparece’ y ganó un concurso
que gestionó el Dr. Ángel Savoini. El libro lleva 5 ediciones acá y en
otros países. Era muy joven y dije: ‘tengo que escribir’. Mi primera
obra de teatro la escribí a los 16, y 20 años después se representó en
Buenos Aires. Era ‘La nube en la alcantarilla’
“.
LA BIBLIOTECA. “Mi
papá era médico y cada vez que venía a Santa Fe, me llevaba a San Carlos
un ejemplar de la colección ‘Pequeños grandes libros’. Me formé con
ellos. A lo largo de toda mi vida, fui armando mi biblioteca y ya no se
dónde poner los libros, pero se dónde está cada uno. Actualmente releo
mucho; creo que es muy importante para cualquier escritor releer la
grandes obras literarias”.
INFANCIA EN SAN CARLOS CENTRO. “Cuando
mi papá se recibió de médico y se casó con mi madre, que era
catamarqueña, se fueron a vivir a Barrancas. Después se mudaron a Santa
Clara de Buena Vista donde estuvieron dos o tres años. Yo nací en
Rosario, como todos mis hermanos. Más tarde nos instalamos en San Carlos
Centro que fue mi pueblo, al que recuerdo con mucho cariño. Allí está
lo que llamo el ‘absoluto’; todo se daba perfecto, no había que tener
esperanzas porque la esperanza ya estaba. A esa etapa tan hermosa de mi
vida la trasunto en mi segunda novela larga que es “El pintadedos”,
acerca de un identificador de huellas digitales de la policía que va a
investigar un crimen y le toca su pueblo; ahí se encuentra con todos los
personajes que eran mitos de su niñez pero que ahora le parecen
desconocidos, transformados”.
ERNESTO SÁBATO. “Éramos
muy amigos. Él me recomendó en Barcelona. Mandé el original de ‘Las
varonesas’ a Seix Barral y a los dos meses lo publicaron. Fuimos muy
amigos desde que vino por primera vez a Santa Fe. Armando Lombardi viajó
a Buenos Aires con el Dr. Savoini; visitaron a Borges y a Sábato, y
Lombardi llevó ‘La ciudad desaparece’. Parece que a Sábato le interesó
el libro y cuando vino a dar una charla a Santa Fe me llamó para que
almuerce con él. Después, cada vez que viajaba a Buenos Aires almorzaba
en su casona de Santos Lugares. Matilde, su mujer, me ayudó mucho a
escribir ‘Genio y figura de Ernesto Sábato’ (Eudeba). Seix Barral
publicó ‘Mis conversaciones con Ernesto Sábato’ que es uno de los libros
que más éxito tuvo, no por mi sino por Sábato (risas). Después nos
empezamos a ver con menos frecuencia, lo llamaba para su cumpleaños
hasta que se fue, cuando le faltaban unos días para cumplir 100 años”.
BUENAS CRÍTICAS. “A
propósito de ‘Las varonesas’ destaco dos críticas, una de Daniel
Divinsky, de Ediciones de la Flor que dijo: ‘Catania es la aparición más
original y fulgurante de los últimos años’. La otra es de Cerezales,
crítico de España, que escribió: ‘Catania es un renovador de la
literatura continental’ “.
TEATRO. “Durante mi
carrera teatral monté más de 90 obras y muchas pertenecían a grandes
dramaturgos: O’Neill, Camus, Pirandello, Shakespeare, Moliere... y
tantos otros. Vivimos una época en que se dieron los grandes movimientos
existencialistas y estructuralistas, con reminiscencias del
surrealismo. En Atenas, estuve en una puesta en escena de ‘Prometeo
encadenado’ que me conmovió. Vi teatro por toda Europa y eso me ha
alimentado. Porque ser actor no significa aprender un texto de memoria y
repetirlo, sino alimentarse de lo mejor”.
CINE. “En la primera
película en la que participé trabajaba Hugo del Carril, Rosa Catá,
Mario Passano, Jacinto Herrera... y yo aparezco unos 20 segundos en un
primer plano que me toma Lucas Demare. Mi mamá se iba al cine y antes de
que apareciera en la pantalla, decía: “ahora viene Carlitos” en voz
alta. Después trabajé con Pepe Iglesias, con Zully Moreno, en un bolito
de una de sus películas. Además, hice seis filmes para el cine alemán;
el primero fue ‘La insurrección’ que se hizo en Nicaragua después de la
revolución”.
DOS ESTUDIOS, UNA ELECCIÓN. “En
Rosario estudiaba Filosofía y Letras, y Educación Física. Fui acróbata,
y trabajé de volante en el circo de los Hermanos Palma, de esa ciudad.
Cuando me recibí de Prof. de Educación Física no seguí con Filosofía y
Letras, y me hice autodidacta. Luego trabajé en Regatas, pero lo primero
que hice con los chicos de gimnasia y acrobacia y grandes aparatos, fue
un grupo de teatro que se llamaba Carrousel. Eran dos: con el I
hacíamos obras serias, y con el II, revista musical”.
MOVIDA CULTURAL. “Veo
que en Santa Fe hay muchas salas. Hay gente que está haciendo muy buen
teatro y otros que están haciendo pésimo teatro. Pero hay mucho
movimiento, no como el de antes que era -si se quiere- exagerado. Había
de todo. Los festivales de música eran extraordinarios. Fue la época
entre el año ‘55 y el ‘61. Hay que considerar todo lo que pasó en el
país, donde no solo se cerraban las salas sino que se incendiaban. Los
jóvenes de ahora están tratando de expresarse de forma muy seria y hay
que apoyarlos en todo sentido”.
UNA TABLA EN EL MAREMOTO. “Veo
al mundo en un caos horroroso y, aunque no entiendo nada de política,
soy enemigo del ultraneoliberalismo que crea cada vez más pobreza. El
hombre ha retrocedido, se habla mucho del progreso, pero ¿existe?. La
literatura, no es que vaya a salvar al ser humano, pero le puede otorgar
conciencia. Como decía Carlos Fuentes, es el único país libre que nos
queda. Creo que la literatura es una pequeña tablita para salvarnos
dentro del maremoto, porque nos otorga la conciencia que lo cotidiano
desvirtúa”.
así soy yo
Personal
Carlos Catania nació en Rosario, cursó casi toda la
primaria en la escuela Sarmiento Nº 365 de San Carlos Centro, y la
secundaria en el Colegio Inmaculada de Santa Fe. Otra vez en Rosario,
estudió Filosofía y Letras, y Prof. de Educación Física, carrera que
eligió para ejercer, aunque siempre siguió escribiendo. Fue uno de los
fundadores e integrantes del grupo Teatro de los 21.
PROYECTOS
“En septiembre viene mi hermano Alfredo y vamos a
reponer la obra “Sibelius”, que hicimos con éxito en varios países.
Además, escribo todos los días: tengo que terminar cuatro libros que
están en proyecto, dos de ellos avanzados y otros
dos en bosquejo”.
EL DEPORTE
“Gané muchos torneos nacionales de clavados, inauguré
la plataforma de diez metros de Unión, y representé al Ateneo
Inmaculada en varios torneos de natación. Soy un amante del deporte”.
MAESTROS
“Tuve dos grandes maestros: Oscar Fessler y Atahualpa
del Cioppo. En esa época pensaba, y sigo pensando, que los grupos,
donde hay polémicas y versiones contradictorias, son los que dieron más
frutos al teatro argentino”.
MOMENTOS FELICES
“Las dos etapas más felices de mi vida fueron en San
Carlos, y los últimos 25 años junto a Indiana, mi esposa, ex jueza.
Dentro de esa misma felicidad estoy”.
FUENTE: DIARIO EL LITORAL, SANTA FE
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