Gloria Lenardón y Marta Ortiz han preparado la antología “El río en catorce cuentos” de otros tantos autores argentinos. En rigor, escritores que en su casi totalidad viven, vivimos, en la provincia de Santa Fe y que hablan de la fuerte influencia que tiene el río Paraná (y sus múltiples afluentes) en la vida de los santafesinos. Y que en estos casos han incidido en sus escrituras.
Los convocados somos Beatriz Actis, Fernando Callero, Sonia Catela, Horacio Convertini, Delia Crochet, Angélica Gorodischer, Alicia Kozameh, Alberto Lagunas, María Rosa Pfeiffer, Jorge Riestra, Pablo Crash Solomonoff, Beatriz Vignoli, la compiladora Marta Ortiz y quien esto escribe.
En el prólogo, Lenardón y Ortiz expresan: “Como agua de río, los catorce cuentos que dan cuerpo a esta antología combinan reflejos, texturas, apariencias, matices: el humor, la tragedia, la exploración, el símbolo, exponen la diversidad y riqueza de las voces convocadas”.
Haciendo una síntesis de los cuentos elegidos, ellas señalan: “Una relación ritual y obsesiva con un mítico poeta entrerriano obliga a cruzar periódicamente el río al protagonista de La otra orilla (de Beatriz Actis) El delta, que según la leyenda alguna vez fue incontaminado, se ha vuelto riesgoso para la experiencia de un héroe y un testigo lanzados con sus limitaciones a una sopa de «aceites y alquitranes » en El pus del diablo (de Horacio Convertini) De un modo análogo una mujer busca entre la materia inservible y la vegetación llamativa y estéril, un hallazgo que justifique su constante acecho en Camino al sur (de Angélica Gorodischer) La corriente arrastrará también una sucesión de crímenes en Cuerpos (de Delia Crochet), así como en otra clase de orden y durante los años de plomo, «entre las plantas y el barro» era posible encontrar la prueba de otros crímenes, tal como lo expresa la Carta a Aubervilliers (de Alicia Kozameh)
“El río será testigo tanto del recuerdo infantil de dos primos varados en una canoa en medio del arroyo Cululú (en Mi primo y la canoa, de María Rosa Pfeiffer), como de las devastadoras consecuencias que los inundados enfrentan en El más vivo de todos (de Carlos Roberto Morán), como así también de una charla impregnada de escepticismo y poesía en Scrabel (de Beatriz Vignoli), o de una pretendida experiencia mística que derivará en degustación pedestre de ribetes fantásticos en Abadía for export (de Pablo Solomonoff)
“Entre otras curiosidades, la obstinación de un hombre será capaz de plantar un barco en lo alto de una loma en Barco de boca abierta (de Sonia Catela), y dos hermanos, en Marcela (de Fernando Callero), deambularán en la oscuridad con una mujer robada. El torrente del delirio se repetirá en Capricho sobre la partida del hermano más querido (de Alberto Lagunas), entre dos mellizos a causa de una «intrusa».
“Sentados a la mesa de un café de la ciudad se encontrarán amigos a los que la crisis va «hundiendo» en Historia de la crisis (de Jorge Riestra) y el ámbito urbano, como espejo de agua, reflejará personajes de ficción en la historia de gemelas veteranas y retocadas en Muñecas (de Marta Ortiz)
“Más que un curso de agua el río puede verse como un trazo de escritura: ideograma, línea recta, curva, quiebre. Y el símil no parece un producto azaroso: un río dará cauce, vía, página a la escritura de cualquier historia”.
El prólogo concluye afirmando que “el agua del río está unida a lo que acarrea, puede verse limpia o cargada de detritus, su nivel tiene marcas, altas o bajas; para avanzar o aquietarse el agua depende de ellas, su velocidad se sujeta a una coacción métrica”.
La antología se presentará en el transcurso de este mes y se exhibirá en la Feria del Libro de Buenos Aires, que comenzará el próximo día 20. “El río en catorce cuentos” fue publicado por Editorial Ross, de Rosario, y el volumen integra la colección Narrativas Contemporáneas que dirigen Lenardón y Ortiz.
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