Tel Aviv, 28 feb (EFE).- Mucho antes de que el Instituto Cervantes abriera sus puertas en Tel Aviv, o de que las telenovelas arrasasen como un tsunami a las adolescentes israelíes, el castellano germinó en Israel a través de un pequeño periódico llamado Aurora, que acaba de cumplir 50 años de vida.
Con sólo 32 páginas en su formato más amplio y una tirada de unos 20.000 ejemplares, la pionera idea de un rotativo en castellano en un país donde sólo se habla hebreo, y en menor medida inglés y árabe, surgió de un israelí nacido en Rumanía, Arié Avidor, que hace medio siglo vivió varios años en Latinoamérica.
"Me di cuenta que el público latinoamericano estaba muy entusiasmado con la creación del estado de Israel, pero que tenía muy poca información sobre el quehacer diario, y no me refiero a las noticias de peso siempre publicadas por las grandes agencias sino a (la vida) cotidiana", explica a Efe Avidor.
Puente de Israel hacia América Latina, sus primeros pasos los dio con sólo ocho páginas, en una lucha infatigable por llegar, más o menos actualizado, a lectores que se encontraban a miles de kilómetros.
Eran tiempos en los que las palabras "ordenador", "blog", "internet", "redes sociales" o "correo electrónico" ni siquiera se imaginaban, por lo que Aurora fue construyendo, casi en exclusiva, una conexión entre el entonces joven Estado y el mundo hispanohablante.
A los lectores latinoamericanos, les abrió una ventana a los acontecimientos diarios en Tierra Santa, en tanto que descubrió a los israelíes un mundo casi desconocido.
"Por aquél entonces el castellano no era tan exótico como lo es hoy por todos lados, por lo que tuvimos que enseñar a los israelíes cosas tan básicas cómo en qué países se hablaba exactamente castellano", recuerda con nostalgia quien después fuera también embajador israelí en Bolivia.
El proyecto periodístico, hoy recogido en un archivo cuyos titulares más importantes sobre la región parecen casi cíclicos, engendró más adelante varias revistas especializadas de economía y turismo, y un fondo editorial de varias decenas de títulos. Todo en castellano.
En reconocimiento a su labor de difusión de esta lengua, la Unesco le hizo partícipe en los noventa del proyecto "Periolibros", siendo uno de los dos únicos medios del mundo fuera del entorno iberoamericano.
Enclavado en Tel Aviv, corazón económico de Israel, Aurora publica dos ediciones semanales, una internacional con noticias de Israel y Oriente Medio destinada a lectores en América Latina, y otra nacional, que incluye, además, noticias internacionales, sobre todo de América, para lectores locales.
"A pesar de lo que mucha gente cree, el lector nacional nunca fue el verdadero objetivo del periódico", matiza su fundador, que durante cinco décadas sirve también las necesidades de miles de emigrantes latinoamericanos llegados a Israel.
En este país residen unos 100.000 emigrantes latinos, la mayoría judíos que se acogieron a la Ley del Retorno, aunque en su caso el potencial de explotación es regresivo: en sólo unos años, la mayoría acabará aprendiendo hebreo y nutriéndose de actualidad a través de medios locales.
Quedan en su círculo de lectores los que llegan a una edad más avanzada, y aquellos que emocionalmente no pueden, o no quieren, romper el vínculo con el mundo iberoamericano y saben que en este periódico siempre encontrarán un "alma latina".
"Aurora se ha convertido en la fuente más importante de información sobre Israel, en español", asegura José Danor, su director.
De origen uruguayo y radicado en Israel hace ya tres décadas, destaca que, por la propia naturaleza del semanario y la distancia con América Latina, la "inmediatez" nunca ha sido su prioridad, sino más bien la "profundidad" de la información.
"La misión de Aurora es ayudar al lector a formarse una opinión sobre los acontecimientos en esta convulsa región del mundo", agrega.
Una misión que desde hace más de década y media realiza también desde su portal en internet, al que todos los días acceden más de 20.000 visitantes en circunstancias normales, y hasta 70.000 cuando la actualidad informativa así lo demanda.
Según sus estadísticas, cientos de sus visitantes residen curiosamente en países árabes, pero la gran mayoría son de América Latina y España.
Avidor recuerda que en una época la versión impresa llegó a estar a la venta en kioscos de Madrid y Barcelona, pero "eran otros tiempos", y después de unos meses suspendió la iniciativa por baja rentabilidad económica.
Con un ejemplar en sus manos de la edición especial del cincuentenario, el editor, casado con una boliviana, se muestra optimista de cara al futuro.
Y espera que su periódico "esté ahí otros cincuenta años", pese a las dificultades de esta pequeña, pero titánica, empresa que mantiene vivo el castellano en tierras extranjeras.
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