El cambio climático y las
tormentas de gran intensidad, cada vez más frecuentes en nuestra región,
plantean avanzar sobre un concepto últimamente muy escuchado: el de
Ciudades Resilientes. La idea de resiliencia tiene que ver con la
capacidad de una localidad expuesta a amenazas, de responder frente a
aquellas situaciones desafiantes; con su habilidad para resistir,
absorber, adaptarse y recuperarse ante la catástrofe sufrida, para
recobrar su equilibrio natural y normalizar su funcionamiento en el
menor tiempo posible. Cuando una ciudad es golpeada por un desastre,
tiene que volver a su estado anterior, y la población y los gobiernos
deben aprender cómo hacerlo.
Agenciafe/Prensa Concejal Aignasse |
En
nuestro país se han impulsado campañas para que los intendentes
comiencen a hacer planes de riesgo e incorporen a sus presupuestos,
políticas públicas para hacer frente a estas situaciones. Una práctica
recientemente implementada, es la reunión periódica de intendentes de
distintas localidades y partidos políticos -entre ellos el de Santa Fe-
por el proyecto conocido como Estructura de red municipal; que
tiene como fin intercambiar experiencias, ideas e innovaciones de cada
gestión local, generándose así un espacio de encuentro donde se analizan
los desafíos y riesgos que enfrentan sus municipios y la mejor manera
de enfrentarlos. La coordinación de la red está a cargo del Centro de
Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento
(CIPPEC) y la Red de Acción Política (RAP), organizaciones apartidarias,
independientes y sin fines de lucro, que trabajan en pos de un Estado
democrático y eficiente que mejore la calidad de vida de la población.
Como
sabemos, los principales riesgos de desastre que amenazan a Santa Fe
tienen que ver con posibles inundaciones, que pueden originarse por
crecidas de los ríos que la rodean, por lluvias intensas, o por la
combinación de ambos fenómenos, como ocurrió en abril del 2003, que
ocasionó el peor desastre hídrico de su historia. La falta de previsión
por parte de los responsables del gobierno de ese entonces (obras de
protección inconclusas, ausencia de plan de contingencia, falta de
refugios preparados, gente desorientada que no sabía qué hacer ni a
dónde ir), la inexacta información brindada a los vecinos y la ausencia
de mecanismos de respuesta, hicieron que la catástrofe tenga
consecuencias lamentables aún mucho mayores que pudieron haberse evitado
de haber trabajado esta temática.
Unos
años después en 2007, las inusuales precipitaciones volvieron a
provocar inundaciones en nuestra ciudad y a poner de manifiesto que
Santa Fe otra vez no estaba preparada para afrontarlas.
Es
a partir del 2008 que se comienza a trabajar intensamente esta
problemática en todos los ámbitos de la ciudad, desde lo educativo hasta
en las obras públicas y el presupuesto, con el objetivo de crear nuevas
condiciones y conductas de vida que reduzcan al máximo los riesgos y
eviten daños. Así es que, de una ciudad con casi nula planificación
hasta el 2007, hemos pasado a tener una ciudad donde la problemática del
riesgo hídrico se ha tomado como una política de estado.
Desarrollando Ciudades Resilientes: mi ciudad se está preparando,
es una Campaña Mundial de la Estrategia Internacional de las Naciones
Unidas para Reducción de Desastres, que se creó con el fin de ayudar a
que los gobiernos locales se preparen para responder lo mejor posible
ante estos problemas. La misma se basa en tres puntos fundamentales:
saber más, invertir con mayor acierto y construir de forma más segura.
Todas las ciudades del mundo pueden participar si se comprometen a
cumplir con 10 puntos esenciales que le posibilitarán una mayor
resistencia ante desastres naturales que puedan surgirles.
Santa
Fe participa activamente de esta campaña. Entre los avances logrados
sobre aquellos 10 puntos, podemos mencionar que se crearon la Dirección
de Gestión de Riesgos y el Sistema Municipal de Gestión de Riesgos
(SMGR); que en el presupuesto municipal, anualmente se asigna un alto
porcentaje para obras que reduzcan problemas hídricos; que se dispone de
información actualizada sobre amenazas y vulnerabilidades, planes de
desarrollo urbano y de contingencia ante lluvias y crecidas de ríos,
publicados en la web del Gobierno de la Ciudad (www.santafeciudad.gov.ar);
que se realizaron inversiones en infraestructura de prevención y
disminución de riesgos; que se intensificaron las tareas de limpieza y
mantenimiento de los sistemas de drenaje y de las defensas ante
inundaciones; que siguiendo el flamante plan de ordenamiento urbano con
que cuenta la ciudad, se restringieron los asentamientos en áreas bajas o
inundables; que se duplicó la capacidad de bombeo del agua de los
reservorios (que además son constantemente supervisados); se
establecieron programas educativos sobre reducción de riesgos y de
capacitación a comunicadores sociales, funcionarios y empleados
municipales; se implementó la recolección diferenciada de residuos,
reforzada con campañas de concientización sobre el cuidado del medio
ambiente y sobre lo que genera arrojar basura en la vía pública,
desagües o canales; se instalaron diez pluviómetros en diferentes
sectores de la ciudad y un radar meteorológico para obtener información
más precisa sobre las precipitaciones; se hicieron campañas de difusión
del Plan de Contingencia en varios barrios para transmitir a los vecinos
las medidas de prevención del riesgo hídrico y la forma de actuar ante
situaciones de emergencia -recomendaciones ante una posible evacuación
preventiva, recorridos por las vías de salida y puntos de encuentro en
distintos sectores de la ciudad, entre otras.
Como
resultado del empeño y el compromiso puestos por el Gobierno de la
Ciudad en mitigar el riesgo hídrico al que está expuesta nuestra ciudad
por su ubicación geográfica, en el año 2011, Santa Fe fue reconocida con
el Premio Sasakawa de las Naciones Unidas-administrado por la
Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (ONU/EIRD)-,
quien otorga dicha distinción a individuos o instituciones que hayan
realizado esfuerzos significativos en la reducción del riesgo de
desastres en sus comunidades.
Pero
más allá de la distinción internacional que recibió la ciudad, los
pasos dados por el Municipio para tener una ciudad mejor preparada para
las contingencias climáticas, se ven reflejados en el accionar que se
despliega ante cada alerta metereológico, y en cómo se pudieron superar
con éxito las situaciones extremas que se vivieron después de episodios
comprometedores, como la tormenta de viento y lluvia que azotó
principalmente al barrio Barranquitas el año pasado o la gran tormenta
de mediados de diciembre último donde, con un trabajo a destajo, el
Municipio logró solucionar paulatinamente los daños graves que se habían
producido en el ejido urbano con 8000 árboles caídos, 200mm de lluvia y
más de 3000 toneladas de desechos vegetales recolectados. Sin ir más
lejos, el pasado jueves 11 la ciudad volvió a ser víctima de abundantes
lluvias que provocaron grandes anegamientos. Pero las respuestas
favorables se vieron enseguida: los lugares por donde debía escurrir el
agua estaban despejados en su gran mayoría, con las obras y trabajos
necesarios para que el agua corra hacia los reservorios, por lo que en
pocas horas las calles y barrios fueron recuperando su fisonomía
habitual. En otras zonas, donde los problemas persistieron un tiempo
mayor -6 barrios de la ciudad- el protocolo de emergencia actuó con
celeridad y los damnificados recibieron la contención necesaria del
Estado para superar el mal momento.
Todos
sabemos que aún queda mucho por hacer y que el trabajo para mitigar el
riesgo hídrico es de todos los días del año y sin descanso. Pero no hay
dudas, después de esta nueva experiencia donde la ciudad ha atravesado
la emergencia de manera positiva, que vamos por el buen camino. Santa Fe
se encuentra cada vez mejor preparada para afrontar las emergencias
hídricas que la naturaleza le impone.
fuente: www.agenciafe.com/noticias
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