Cecilia Moscovich
Foto: ARCHIVO el litoral
Estanislao Giménez Corte
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La santafesina Cecilia Moscovich -Profesora de Historia (UNL), y Diplomada Superior en Lectura, Escritura y Educación (FLACSO)- ha publicado recientemente “La llamarada verde” (Ed. Comunicarte, 2012), novela para niños que obtuviera el primer premio en el quinto concurso “Los jóvenes del Mercosur”, organizado por la aludida editorial.
En diálogo con El Litoral, la joven autora menciona gustos y preferencias. Y proyecta su carrera a futuro.
-¿Cómo se dio la posibilidad de presentar la novela al concurso? ¿qué características tenía que tener el trabajo?
-El premio “Los Jóvenes del Mercosur”, de Editorial Comunicarte, es un premio que ya hace varios años que existe, igual que el de cuentos “Los niños del Mercosur”. Uno cuando escribe siempre anda a la pesca de concursos, porque son una de las pocas posibilidades, o uno de los caminos más al alcance, para lograr que te publiquen. El premio consistía en la publicación y también en una suma de dinero (7mil pesos). La obra a presentar tenía que ser una novela para jóvenes o niños.
- ¿Cuándo y cómo comenzaste a escribir? ¿Cómo es que llegás a trabajar en literatura para niños? ¿Desarrollás también otros registros?
-Escribo de toda la vida; desde que tengo 9 años. Supongo que así como a otros les gusta correr, o nadar, o los animales, o la música, a mí me gustó siempre escribir. Cuando lo probé fue como una droga: no pude parar más.
Vos sabés que el tema de cómo empecé a escribir para chicos es curioso. Yo había escrito un cuento y se lo leí a una compañera de estudio; no lo había pensado como un cuento para chicos ni mucho menos. Pero al terminar de leerlo ella me dijo:
“¿Nunca pensaste en escribir para chicos?”.
Y ahí, por primera vez, hice conciente ese registro que por ahí tengo. Me volvió a pasar lo mismo años más tarde, cuando di a leer a otra amiga una novela que había escrito. Me dijo “Esto iría re bien para los adolescentes” (yo tampoco lo había escrito pensando en ese público).
Trabajo también otros registros. Publiqué dos libritos de poesía por Editorial Diatriba, una editorial de acá (“La Manguera” (2010) y “Barranca” (2012), y si bien esos poemas claramente no son para niños, me han dicho que hay algo infantil en la forma que construyo los poemas y digo las cosas. Esto que quizá otros se lo tomarían como algo malo (algo así como pensar lo infantil como poco complejo, poco trabajado o elaborado), a mí me pone súper contenta.
La infancia se me cuela en todo lo que escribo. No sé si la infancia como un lugar idílico, pero seguro la infancia como un tiempo originario en el que yo estuve a salvo de las pérdidas. Y entonces me hace bien volver y volver ahí para hacer pie. Ahora, que ya soy grande y mi infancia ha quedado lejos, empiezo a prestar atención a las infancias que me rodean.
Hace unos 7 años que empecé a trabajar con niños en talleres de lectura y escritura, y me maravilla y me conmueve y me desternilla de risa ese mundo, a la vez que me provoca un profundo asombro y admiración.
-¿Cuáles son tus principales influencias o referentes de la literatura para niños? ¿Qué otros autores mencionarías como influyentes en tu trabajo (pertenezcan o no a este género)?
-Vos sabés que siempre me costó pensar en los escritores que leo como “influencias”. Yo creo que con los escritores pasa como cuando uno se enamora o cuando pega onda con los amigos. A mí al menos me pasa así. De pronto descubrís un tipo o una mina (que capaz se murió hace varios siglos, o capaz está vivo) con el cual compartís una sensibilidad y te conmueve su manera de ver y nombrar el mundo. Yo me enamoro de los escritores, y soy tan mala lectora que casi no puedo leer a alguien que no me enamore, aunque sea buenísimo, es como que no me banco las medias tintas para ponerme a leer. Me cuesta mirar la literatura como un artefacto y una serie de procedimientos, que sin duda eso también es lo que es. Supongo que varias veces he vuelto a los escritores que me enamoraron para ver cómo resolvieron ellos alguna cosa, y supongo que a eso se le puede decir influencia, pero la lista es larga y heterogénea, y en ella la mayoría no son de literatura infantil: desde Bradbury a Lorca, y pasando también por Claire Keegan, Jack London, el Hemingway de “El Viejo y el mar”, los poemas de Carver, Calveyra, la grossa de Hebe Uhart, Selva Almada, hasta Stephen King. De literatura infantil vos sabés que hay pocos que me enamoren; en poesía, obviamente, María Elena Walsh, y una mina injustamente poco conocida pero que era una maga con las palabras, Edith Vera. De narrativa yo sé que suena re anacrónico, pero me siguen conmoviendo los relatos para chicos de María Granata y Juana de Ibarborou que leía cuando yo era chica.
Y ahora hay un montón de libros para chicos, libros álbum, libros increíbles donde va asociada la ilustración y la palabra, pero donde el texto por lo general es corto o casi inexistente; y de esos hay un montón que me vuelan la cabeza: por nombrarte algunos Isol, Mandana Sadat, Satoshi Kitamura, Anthony Browne, María Wernicke. Pero yo creo que si uno les preguntara a ellos si se consideran ilustradores o escritores, te dirían que son ilustradores.
-¿Cómo podrías sintetizar el argumento de “La llamarada verde”?
-Es sobre una nena en Brasil, en Pernambuco, que se
enamora de los gitanos y se escapa al campamento de éstos, establecido
en el campo de su padre, tantas veces como puede. Y bueno, cuenta todas
las cosas que ese encuentro despierta en ella.
-¿Qué destacó el jurado de tu trabajo?
-Lo que más me ponderaron quizá fue el lenguaje
poético con el que, según dijeron, está escrito. También destacaron la
originalidad de la historia y la diversidad cultural que se veía
representada. Pero odiaría que la novela se leyera en clave “es una
novela sobre la diversidad cultural”. Siempre detesté esos libros para
chicos que se escriben a propósito para un “tópico”: me parecen la
antiliteratura. La diversidad cultural que aparece en el libro es la
diversidad de la vida, y la diversidad de Brasil, un país que amo. Pero
la historia es la historia de un encuentro muy poderoso como podría
haber sido cualquier otro encuentro, aunque no sea “entre diversos”.
También le gustó al jurado que en la novela aparece fuerte la escritura y
la lectura como ocasiones poderosas para dejar marcas, transformarse, y
para abrir el mundo.
-¿Qué otros proyectos relativos a la literatura estás trabajando a futuro?
-Este año sale publicado por Editorial Uranito
(Buenos Aires) un libro de cuentos infantiles mío. Y la editorial de la
UNL tiene también pendiente publicar una serie de libros de literatura
infantil, que son parte de un proyecto que presentamos con otros colegas
escritores e ilustradores de la ciudad. Por otro lado, estoy trabajando
sobre una serie de cuentos para chicos o jóvenes.
fuente: diario 'EL LITORAL'- SANTA FE, Argentina
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