martes, 1 de diciembre de 2009

El drama de las inundaciones : A merced del clima y la falta de inversión



Expertos consultados por Hoy coincidieron en que es posible atenuar los daños que provocan los fenómenos meteorológicos. Pero para ello es preciso invertir no sólo en la construcción de defensas, sino también en satélites y radares meteorológicos.




Las imágenes remiten a 2003, pero permanecen muy frescas en la memoria de los argentinos. Madres y niños huyendo en bote de lo que era su barrio, proliferación de las enfermedades, y familias viviendo en improvisados campamentos. Ese año la ciudad de Santa Fe sufrió una de las más crueles inundaciones de las que se tenga memoria, al punto que hubo 22 muertos, más de 60 mil evacuados, daños en las viviendas y pérdidas de cosechas, entre otros males.

Aquel drama mostró dos caras contrapuestas: la solidaridad de los argentinos y la ausencia lisa y llana de una efectiva estrategia de prevención. Se pensó que semejante desastre serviría para no repetir los errores. Pero, lamentablemente, volvió a ocurrir; ahora en Resistencia (Chaco), Concordia (Entre Ríos) y otras ciudades.

No hace falta ser un experto para comprender que lo que se invierte en prevención se gana en seguridad. Pero las prioridades del Gobiernosnacional y de los provinciales parecen haber sido otras, y las consecuencias están a la vista. Alcanzará con decir que el sistema de bombeo con el que cuenta la capital chaqueña es considerado obsoleto.

Abunda la escasez

Consultado por Hoy, el ingeniero hidráulico y docente de la Universidad de Santiago del Estero Héctor Daniel Farías dijo que no se le puede echar toda la culpa al cambio climático, ya que “no es el único responsable de lo que estamos pasando”.

“Desde mediados de los ‘70 las mediciones indican que las precipitaciones aumentaron, es decir que llueve más en esa zona”, dijo y aclaró que, de todos modos, “las herramientas para predecir los fenómenos meteorológicos con las que cuenta el país no son suficientes”.

Según el experto, nuestro país “carece de instrumentos adecuados como radares y satélites meteorológicos que permitan conocer cómo se comportará el clima en cada región y ciudad”.

En ese sentido reclamó una mayor inversión en alta tecnología como política de Estado nacional, ya que de ese modo se podrá anticipar el pronóstico y saber cómo se comportarán las tormentas. “La información es fundamental para poder mitigar esos efectos construyendo desagües pluviales urbanos, cunetas y sistemas de evacuación”.

“Es importante tener datos sobre cada lugar, pero no los tenemos por falta de inversión, tanto del sector público como del privado”, dijo y concluyó que “los costos se amortizarían con los beneficios que traerán”.

Lamentablemente, la desinversión se paga con vidas humanas. Como ocurrió en Santa Fe y ahora volvió a ocurrir en el Norte de nuestro país.

Este medio también consultó al director del departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería de la UNLP, Pablo Romanazzi, que explicó que no es mucho lo que se puede hacer frente a esas grandes masas de agua, e hizo hincapié en la necesidad de reforzar las mediciones del clima. Consideró que son pocas y deficientes, además nuestro país “no tiene una base de datos que concentre la información, como sí ocurre en otras naciones”.

El ingeniero hidráulico dijo además que “sin presupuesto y confiando sólo en la buena voluntad de las universidades no se puede llevar adelante una continuidad en los registros”.

Culpa del Niño

La docente e investigadora del departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Inés Camilloni, dijo a Hoy que “las inundaciones que se están produciendo en el Norte y Litoral del país responden al fenómeno del Niño, que se vio intensificado por el cambio climático”. Sobre ese punto dijo que “en esas zonas se produce lo que en Meteorología llamamos variabilidad climática, es decir, se pasa de la sequía extrema a la inundación”.

También agregó que “cuando estos fenómenos están instalados ya no queda otra cosa que evacuar a la gente. Pero para amortiguar su efecto, se deberían tener medidas estructurales y control de las defensas, políticas de uso del suelo y políticas territoriales”, que obviamente no existen y quienes lo sufren son los pobladores.

Entre ellos, una mujer chaqueña que padeció las consecuencias del tiempo y contó con desesperación que “de tanta lluvia están inundadas no solamente las calles sino las casas. Entró agua en las casas, se mojaron colchones, hay gente que no tiene ni ropa, ni calzado, ni para comer. Los chicos no tienen pañales porque se les mojó todo lo que tenían”.

Lacerantes y conmovedoras, las imágenes mostraron a habitantes del Chaco abandonando sus viviendas en bote ¿Servirán para que de una vez por todas se realicen las inversiones que demandan todas y cada una de las ciudades del país?

La angustia de Concordia

Concordia vive una situación crítica. La fuerte tormenta que cayó en la madrugada de ayer sobre la localidad entrerriana agravó el panorama y elevó a más de 7 mil los evacuados.

El río Uruguay superó los 36 metros y obligó a las autoridades a abrir las compuertas de la represa de Salto Grande y evacuar a todos los habitantes que viven bajo la cota 15 del río.

“La cantidad e intensidad de las lluvias (solamente en Concordia cayeron casi 70 milímetros) y el aporte de agua de los afluentes del río Uruguay, la represa de Salto Grande -que registraba 36,64 metros- está recibiendo una cantidad de agua muy importante que, inevitablemente, deberá ser evacuada en las próximas horas”, advirtieron las autoridades en un comunicado emitido ayer.

El ingeniero Carlos Máscimo, gerente general de la represa Salto Grande, estimó que en las próximas horas el río se aproximará a los 15 metros de profundidad en el puerto de Concordia.

En tanto, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) pronosticó más lluvias para la zona, pero señaló que el clima comenzaría a mejorar hoy por la tarde y anunció buen tiempo, al menos hasta el jueves.

El castigo de Chaco

En Chaco el castigo no cesa. A las lluvias se sumó otro temporal (el cuarto en diez días) que aumentó el número de evacuados que, según los últimos datos oficiales, eran alrededor 4 mil.

Además, Resistencia sufrió un apagón debido a la falta de funcionamiento de una línea de 500 kilowatios, las calles están anegadas, los transportes públicos funcionan de forma parcial y el Río Negro está al borde del colapso.

Hasta antes del temporal la cantidad de evacuados era de 3.956. En la ciudad de Resistencia había 3.335 pobladores fuera de sus casas, mientras en Barranqueras eran 100, en Puerto Vilelas 429 y en la localidad de Fontana 92. Pero las autoridades estimaron que las últimas lluvias habrían obligado a más personas a dejar sus viviendas.

El gran temor de los habitantes y de las autoridades sanitarias es que después de las inundaciones reaparezca el dengue, enfermedad que durante el último verano golpeó sin piedad a esa provincia.

Los inundados

En todas las ciudades que están inundadas las escenas e historias de damnificados se repiten: años de trabajo perdidos en minutos y calles transformadas en ríos donde todo flota, desde muebles y juguetes, hasta bolsas de residuos y animales muertos.

Marcelo, de Concordia, es una de las víctimas que pidió ayuda de manera desesperada: “Soy inundado, estoy parando a una cuadra de donde está el agua. Perdí casi todas mis cosas con la crecida del río Uruguay. No nos dio tiempo a nada. Nos sacó al llegar a la altura de 13,50 metros”.

Por su parte, familias que se autoevacuaron en tres vagones de trenes, en el Barrio Puerto de esa ciudad, reclamaron baños químicos. “Cuando los funcionarios de turno nos necesitan tenemos que estar, hoy ya hace tres días que reclamamos baños químicos y no tenemos respuestas”, manifestaron.
En Santa Fe, los testimonios se repiten, como el de Andrea, de 30 años, que una vez más volvió a perder todo. “Me levanté a las dos de la mañana y cuando miré hacia afuera tenía el agua adentro y perdí todo como hace dos años. Nos quedamos sin nada, todo se hizo agua y necesitamos ropa, calzado y colchones”.

A pocos metros, otra mujer vivía un drama similar. “El agua me llegó hasta el techo y no tengo ropa para mis cuatro hijos. A la madrugada me levanté a tapar a los chicos y tenía un mundo de agua en mi casa”.

En Chaco, la situación empeoró cuando damnificados que llevaban adelante una protesta en reclamo de ayuda y comida fueron reprimidos por la Policía en la Ruta Nacional número 11 de la capital chaqueña.

“Nos golpearon sin preocuparse por el hecho de que de la manifestación estaban participando ancianos, niños chiquitos y embarazadas. Lo único que nos movió fue el hambre”, dijo uno de los vecinos.

Esa provincia además debe lidiar con una tecnología obsoleta. “Las bombas que tienen todas las estaciones de desagote son de los años 1981-1982, además algunas son recicladas de la inundación de 1997-1998. Todo el Gran Resistencia está a merced de un sistema de bombeo que debe ser actualizado”, advirtió la presidenta de la Administración Provincial del Agua, Cristina Magnano.

Diario Hoy

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