“El amigo que siempre nos espera”
Desacralizar, hacer fácil lo difícil. Lectura, no por obligación sino por placer. La consigna puede ser aplicada a cualquier actividad: Marta Rodil prefiere hacerlo a dos funciones que bien conoce, la lectura y la escritura. Es la propuesta de los talleres que coordina y fueron gestados más de dos décadas atrás.
TEXTOS. REVISTA NOSOTROS.
FOTO. GUILLERMO DI SALVATORE.
“No hay escritor ingenuo”, afirma Marta Rodil, y lo dice porque ella misma es lectora y escritora en ese orden, y porque ese es el camino que propone en el taller que nació hace veinte años por un lado y dos más por otro, y que hoy convoca a jóvenes y no tan jóvenes en los espacios del Sindicato Judicial y la Biblioteca Pedagógica.
Su afirmación es más taxativa todavía: “no existe escritor sin lectura”. Lo dice mientras nos recibe en su casa, luminosa y colmada de libros, apuntes, publicaciones propias y ajenas, y mientras confiesa que en los libros y el cine encontró desde muy pequeña una suerte de mundo paralelo. Y recuerda que, ya casi adolescente, uno de los primeros volúmenes que le puso su madre en las manos fue “Jane Eyre”, de Charlotte Brontë, en la librería Castellví; y que, cuando necesitó escribir una frase para los chicos sobre el tema, apuntó “el libro, cofre que guarda los más preciados tesoros de la palabra, es el amigo que siempre nos espera”.
Pero volvamos al taller que, por propia definición, es un espacio de aprendizaje y creatividad, porque hoy se cumplen 20 años desde que propuso e inició la actividad en la Universidad Tecnológica Nacional -Facultad Regional Santa Fe-, con el auspicio de la Secretaría de Cultura Municipal. Aunque, para ser exactos, lo precedió la experiencia de 1991-1992 que tuvo por escenario una bella casona de Guadalupe perteneciente a la Psicopedagoga Norma Kenda, quien convocó a un grupo de profesionales bajo el nombre de “Búsqueda, talleres”. Allí coincidieron Mario Giromini Droz en expresión corporal, Sergio Cangiano y Darío Giles en teatro, y Marta Rodil en lectura y escritura, entre otras interesantes actividades.
Entonces, volviendo al tema, este año se cumplen “22 años de taller, 20 de Oliverio y toda una vida de lectura”. 20 “de Oliverio”, porque así llamó a los grupos que se sucedieron a partir de la experiencia que se gestó en la UTN, en homenaje al poeta Oliverio Girondo, “por su aventura creadora, por su vitalismo y rebeldía, que se abrió a un amplísimo espectro, desde el nihilismo absoluto hasta el asombro ante la pureza originaria de las cosas”.
UN CAMINO NECESARIO
Si Brontë fue la primera autora que leyó entrando en la adolescencia, y la literatura resultó un escape a una infancia solitaria, junto con el cine que se procuraba con una simple caja de zapatos, una linterna y figuritas de sus personajes preferidos, la influencia familiar dejó huella por donde después transitaría tanta literatura: “Mi abuela en su sillón de Viena alguna vez me contó cuentos. Mi mamá escribía en un diario de Diamante, con el seudónimo de Marsellesa (las mujeres siempre han estado bastante silenciadas). Mi papá, que ahora tiene 97 años, sigue leyendo y escribe, lento, pero muy bien”.
De estos aprendizajes y descubrimientos informales, y aquellos conceptos adquiridos de manera sistemática en la carrera universitaria, surgió su interés por transmitir el placer de leer y escribir. Así es como el taller suma integrantes que vienen de frecuentar la literatura, otros que se sienten bombardeados por tanta “mediocridad” y quieren ejercitar las facultades del pensamiento, otros convocados por la escritura, algunos que llegan después de “patear” la materia en el secundario... tantas motivaciones como integrantes, en un grupo bien heterogéneo donde las edades y procedencias enriquecen y aportan al conjunto. Un conjunto mixto pero que se conforma en su mayoría por mujeres, “no sólo porque somos mayoría en todos los ámbitos, sino porque no hace tanto tiempo que la mujer ha logrado una equiparación en sus derechos y el acceso a “un cuarto propio”, como decía Virginia Woolf, que ha podido abrirse un espacio donde reencontrarse y expresarse”, apunta Rodil.
Cada encuentro sigue un recorrido que, para quien coordina el taller, es el natural: primero, una hora y media de lectura (y comentarios), en voz alta, y el tiempo restante para producción de textos, “que a muchos les cuesta, aunque leer en voz alta tampoco es un hábito hoy día, y no hay muchas ocasiones para escuchar y escucharse cuando se lee”. Y, en otro orden de cosas, reflexiona: “Se da una censura importante, por ejemplo, cuando uno está cursando la carrera de letras. Ante la excelencia de tantos textos y tanta crítica formativa, uno se pregunta qué sentido tiene leer un libro por el solo gusto de leer, o escribir por el solo gusto de hacerlo”.
UN PUÑADO DE RAZONES
Mientras cada cual madura sus motivaciones, la escritora sistematiza los objetivos de los talleres:
- Atesorar el hábito de la lectura como una de las mejores experiencias humanas, para que sea una constante, como una fragancia que impregne la existencia.
- Despertar la curiosidad intelectual, fomentar la sensibilidad y el goce estético.
- Si la lectura nivela, poner su patrimonio al alcance de la mayoría.
- Brindar a los interesados un espacio para la lectura plural que les permita expresarse, disentir, discutir, modificarse, evolucionar.
- Constituir un espacio para la escritura.
Por último, invoca “las poéticas declaraciones de Gesualdo Bufalino cuando dice que se escribe para poblar el desierto, para recordar, para olvidar, para hacer inofensivo el dolor, para ser felices, para hacer testamento, para jugar, para conjurar, para evocar, para bautizar las cosas, para hacer verosímil la realidad”.
La invitación está hecha para quienes se quieran sumar a esta “celebración de la palabra” y decidan compartir “la pasión por comunicarnos a través de la literatura”.
PROYECTOS
Para los próximos meses, los planes son por partida doble: en el plano individual Marta Rodil tiene previsto editar un libro sobre el ferrocarril, que junto con el río, es uno de los temas recurrentes de su prosa; luego seguirá un volumen de cuentos y otro de poemas.
Además, tal como hizo cinco años atrás, la idea es publicar una antología en oportunidad de cumplirse dos décadas de vida del taller literario.
+info
DÓNDE Y CUÁNDO
Los encuentros se realizan de abril a noviembre, todos los martes de 19 a 21 en el Sindicato Judicial, y los primeros jueves de mes de 17.30 a 19.30 en la Biblioteca Pedagógica.
CÓMO
Se dedica una hora y media a la lectura, y media a la escritura. La lectura se realiza en ronda y en voz alta, pasando el texto de mano en mano; le sigue el análisis y comentario grupal. A la luz de la atmósfera creada, antes, por la lectura, se proponen ejercicios de escritura, libre o inducida por consignas, juegos o asociaciones (incluso con otras artes), que luego cada uno leerá y, ya en otra instancia, podrá o no, pulir y desarrollar para que llegue a convertirse en un texto literario.
UN EXTRA
En forma periódica se realizan reuniones de Café literario, donde los talleristas recitan o leen poemas y fragmentos de las obras y autores preferidos, y suman sus propios textos o representaciones a los aportes de invitados especiales, escritores, artistas, gente de la cultura y del pensamiento.
publicado en el suplemente NOSOTROS, del diario
EL LITORAL de Santa Fe, el 10 de Agosto 2013
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Marta Rodil, una bella y dulce mujer que además
es poeta y escritora, docente y directora de Talleres
de Escritura.
Un nombre conocido en el ambiente literario,
cultural, y universitario santafesino y mucho más
lejos de los límites municipales de esa gran
ciudad del litoral argentino.
Con todo cariño y amistad reproduzco hoy la
hermosa nota que le publicó el diario El Litoral.
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