domingo, 8 de diciembre de 2013

SEIS POETAS DE SANTA FE: Ana María Paris, Fernando Gabriel Vaschetto, Hilda Bisinella, Zulma Molaro, Teresa Beatriz Guzzonato y Mónica Laurencena Berraz.


Artes y Letras / Poetas de Santa Fe

Poetas de Santa Fe
 
La plaqueta LuzAzul festeja sus quince años, publicando y difundiendo esa poesía en la que como decía Horacio Rossi, “somos toda la voz del mundo en silencio”. A su vez, la colección Cuadernos y Palabras, de LuzAzul, ha presentado recientemente poemas de seis autores (Ana María Paris, Fernando Gabriel Vaschetto, Hilda Bisinella, Zulma Molaro, Teresa Beatriz Guzzonato y Mónica Laurencena Berraz). Aquí presentamos un anticipo de cada una de esas publicaciones.
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Ser y Razón
 
Fernando Gabriel Vaschetto
 
Buscando entre las cosas de este mundo,
buscándome en el mundo sin hallarme
y sin hallar morada en que quedarme
perdí mi senda en bosque muy profundo.
Y fue que allí la gracia de tu vida
tendió su mano a mi mano dudosa
prendió una luz en la breña brumosa
tornándome a la ruta antes perdida.
Y encontré morada en los recodos
que descubrió el amor entre tus modos
de renacer con cada madrugada,
y mi propia razón incomprendida
hallé, y hallé mi ser en tu mirada
y hallé mi vida oculta en nuestra vida.
 
(De “La vida”)
 
 
 
Puntada tras puntada...
 
 
Hilda Bisinella
 
 
Puntada tras puntada
iba dibujando sobre la tela
algún sueño que andaba
a la deriva.
Puntada tras puntada
la mano y la aguja
trabajaban diligentes:
la Señora quería ya
el mantel bordado.
Era uno de sus caprichos
que esclavizaba,
y la muchacha obedecía.
Porque no podía perder
el rincón para dormir
ni los sobrantes de comida.
Y Luz, “la muchacha”, agachaba
la cabeza.
Sin embargo y sin moverse,
remontaba vuelo
y como un barrilete fugitivo
era libre por fin. Y tenía el mundo
a sus pies...
 
(De “Veinticinco poemas y un hijo”)
 
 
Serie de “Recuerdos de madres”
 
Mónica Laurencena Berraz
 
 
In memorian de la abuela Chiche: Curadora de empachos, mal de ojo, devota creyente, furiosa Colonista, Gran cocinera.
Los domingos eran fiesta. La abuela en mítica sucesión,
amasaba pastas caseras y con rica salsa se compartía
la mesa rodeada de amor y bendición.
Los domingos eran de sabaleros la canción.
Ella escuchaba el partido, casi como en misa,
y gritaba los goles con pasión.
Algunos festejaban, otros adormecían siestas.
Los pequeños jugaban en los patios.
La abuela de mis niños, fue madre y amiga.
Escuchaba con atención.
Acunó infancias con paciencia eterna,
mujer de humilde sumisión.
Refugiada en su fe, San Roque y Vírgenes...
Era sabia como el devenir de las estaciones,
más allá conocía a las gentes.
Siempre con mate en mano, dulce por las tardes,
cuidando a los niños con cariño,
ropa tendida y leches preparadas.
Ella se fue dejando estelas de dulzura y caramelos de ternura.
Derrochando amor por toda su esplendorosa vida.
 
(De “Del Ubajay en vuelos”)
 
 
Pasó mi madre
 
Teresa Beatriz Guzzonato
 
Pasó mi madre,
no la vi,
no la olí.
Sé que era mi madre con su gesto de fresia,
de paico, de begonia...
Pasó y tocó.
Su mano susurró en mi hombro
y se disgregó mi corazón
transparente y frutal como una granada.
Sentí el pulso renaciente en mis manos,
en mi vientre,
en la sangre vertiginosa de mis arterias.
Pasó y tocó,
reinscribió el significado de la palabra “buendía”,
esparció un halo bendito en la luz de la casa,
exhumó los aromas familiares.
Aguardé, extasiada, otro signo.
Pero pasó...
y dejó puntillas de su mirar
para que acicale el dobladillo de mi camino.
 
(De “Bajo el naranjo”)
 
 
Nuestros brazos cerraban dos círculos..
.
Zulma Molaro
 
Nuestros brazos cerraban dos círculos...
y cada uno contenía al otro,
los giros alocados
no soltaban nuestras manos
y cuando sucedía
sólo uno claudicaba.
Siempre había uno protegido.
Ahora sin más la protección terminó
y giro en el espacio
como un cosmonauta que perdió su nave.
 
 
(De “Armonía”)
 
Acontecimiento
 
Ana María Paris
 
 
La tormenta ha dejado
un delgado espejo de agua
sobre la mesa circular.
Como al descuido
la punta de una rama divide
la humedad
de la piedra.
Dos pájaros idénticos,
oscuros
sin interrumpir el canto,
refugian sus cuerpos
bajo la misma mesa.
En el último rayo de la tarde
cuando el sol se desvanece
apretada se arrastra
una serpiente
recuerdos.
Descifrar ese mensaje
sería inútil desafío.
 
(De “Palabras en el jardín”)

fuente;:ARTES Y LETRAS- DIARIO EL LITORAL
SANTA FE, 5 DE DICIEMBRE 2013

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