sábado, 5 de octubre de 2013

El poeta y escritor santafesino Horacio C. Rossi nació el 4 de Octubre de 1953 y falleció el 18 de Mayo de 2008. En su homenaje se estableció la Semana de la Poesía en la Ciudad de Santa Fe (Argentina)










H-oración

Él era el predicado de todo
sujeto y el sujeto que le 
daba vida a toda predicación.

En el día de su cumpleaños 
mi homenaje al maestro: 
Horacio Rossi, 
Lacho Feliz cumple! 
Feliz semana de la poesía 
para todos!

Valeria Elias


Recibido de la autora, la joven poeta y escritora santafesina, a la que agradezco y felicito.

foto: DIARIO EL LITORAL-Santa Fe.


Yndio

Por Horacio C. ROSSI

Los vemos diariamente vendiendo sus cascotes labrados
dentro la ventolera de las calles entre otros rebuscadores de monedas.

Ellos están callados.
Cuando ya hemos charlado, sonríen.

Un silencio igual al que campea por sobre encima de las cosas
se me contagia.

Y yo también sonrío —¡muy ojalá!— como ellos.

Me consuela y me feliz cita saber y sentir
que hay de ellos habitando mis sangres.

Y yo también voy callado por la vida. Mirando y viendo.
Sintiendo y callando desde el fondo.
Entonces es cuando vuelvo a re sonreír.

Ellos allegan la raíz ahí nomás, acá nomás.
Hasta que alguno de nosotros toque
Y siempre alguno de nosotros toca. Igual de callado.

Imagino, sin excusas, un perdón.

Lo escribo como pudiendo, mi querer, que así sea...


Diamelas

Por Horacio C. ROSSI

Nunca antes había contemplado diamelas.
Las tengo ante mí, tan virginales, preciosas, aromando,
envueltas en la hora vespertina como una fiesta latente de luz y redención,
de tranquila y fundada esperanza.
Mis palabras les labran un saludo al que ellas buenamente, sí, consienten
con el gesto de feliz placer que importan nomás existiendo.
Me han regalado diamelas. Las miro cautivado.
Y entiendo mejor de algo que hay, s i e n d o ..
Que sigue, sin pasar.
Que, tan amando: suena.
Danzan con quieto modo y honda gracia,
enamorantes, vibrátiles, intensas,
las diamelas,
regaditas apenas, puestas ante este enorme atardecer,
por ellas, sí, diré que por ellas, sin ocaso.

Suscitan levemente.
Arden existencia.
Mueven la casa de la fe.
Juegan a ropa de la vida desnuda in son dable.
Diamelas:
Nunca antes me habían hablado así de la paz…


Romance a lo Federico

Por Horacio C. ROSSI

La playa se inunda un poco, hasta reflejar las palmas.
Su baile parece aroma.
Son de arenisca las almas:
La piedra de catedrales, barro, bajo la pisada...

Entre la playa y el bote, remolino de la fragua del motor que menea al limo, apenas el
remo basta.
Y se escapan, por lo hondo, sombras de aletas moradas...

Una baranda de espuma: doña agua se finge arada...

Para el bote que se aleja, hay un saludo en las bardas.
Cazan de nuevo, el carau y el biguá, pesca dorada...

Hay un fuego entre las breñas: flor de zapallo que baila,
Y que desnuda en la brisa humo de chirca secada por la bajante
Y podrida por la luna gorda y zarca...

Ventanas al pavimento del río le hacen las largas huellas de los yaguarones.
La niña de pelo escama se asoma y sonríe de luna
al que ha quedado en la playa...

Gran farra en las entramadas habitaciones:
Doñagua,
Entera, se pone en fiesta:
¡Casamiento!...

Las bandadas de camalote se posan.
La brasa en la arena calla su fuego maravillado.
Las ventanas ya se cierran:
los yaguarones se marchan...

Lámparas entre la greda del fondo también se apagan...
Entre las gramas hundidas se ven aletas moradas:
Revuelan de nuevo, alegres:

Aquí, no ha pasado nada...
Nada, fuera de los dioses.
Nada más que luz de l´alba...

Talvez, vuelvan las leyendas a indagar lo que pasara
En la casa de la espuma.
En la quemadura helada:
Lo que el barro y las raíces reconversan, en voz baja...

Vendrá con cara de norte, el viento, por las cañadas,
A enloquecer las riberas -que jamás le dirán nada
Más que una huella de luna, y aleta en sombra morada...

Talvez, se allegue una niña, prometida o maridada,
A llorar su desconsuelo entre el seibo y la espadaña.
Y asesine caracoles, por buscar lo que le falta...

Tan sólo la luz de la última estrella: la de l´alba,
Lo canta. Y lo va escribiendo el rocío en las mañanas...


Adelantazo de trascendencias

Por Horacio C. ROSSI 

(1973 - Desde la Terraza)


Las ondas le hicieron de muelle a la luz...

Atracó la señora su velero de material plástico sobre el mar de las cosas creadas...

Cual salvas de puerto, las gentes miraron al cielo, y vieron cómo se desmigajaba el color a través de lo circundante y se arqueaba, sin diluirse, en el horizonte...

Las gentes, las gentes supieron aquel día la noticia tremenda y asombrosa: estaban vivos...

Nadie supo qué hacer. Entre los hombres surgieron pedestales, a los que se encaramaron otros hombres mediante escaleras de hermosas palabras sin sentido...

Quisieron ponerle nombre a lo innombrable, y relacionarlo con lo que cada uno simplemente quisiera...

Así fue que, unos contra otros, fueron y vinieron.

La causa fue una mirada, algún pisotón, un adulterio...

No ya la vana pero hermosa tarea de ponerle nombre al universo...

Pronto, como proveniente de cualquier periódico nacional o extranjero, se olvidó la noticia...

La bandera de la vida no halló mástil desde donde lanzar sus colores supremos...

Sólo, de vez en cuando, aquí o allá, vos o yo nos hacemos pica, y, permaneciendo de alguna manera verticales, nos clava nuestro propio impulso en el suelo sangriento, sufriente, corrupto, de postguerras continuas, a cual más absurda e infame...

Y alguna leve tonalidad viene a posarse sobre algún lóbulo cerebral: luego, navega las circunvoluciones...

Nos dice: avísale al hombre que está vivo, y es libre...

Nosotros vamos, ¿no es cierto?, al hombre, y le decimos lo de la vida y de la libertad...

Y nos contesta lo que vos y yo ya sabemos que el hombre siente: Desde su anulación, desde la injusticia, desde su incertidumbre, desde su angustia, desde su vientre restringido y tenso, no nos contesta el hombre: nos contestan: la incredulidad, los deseos, y el miedo, la indiferencia dolorida y el temblor indeciso del desasosiego...

Antes de morir en toda esquina, antes de abordar el gran velero de la luz, decimos: Espéranos, hombre. Aprende a escuchar lo que viene de adentro.

No tengas miedo, ser humano: no te abandonamos.

Vamos sólo a descansar, mas ya volvemos...

Y sobre nuestros propios pasos que se marchan sopla ya el brotarte aliento de los profetas nuevos.-


fuente:
http://revistaliterariaazularte.blogspot.co.il/2008/04/horacio-c-rossi-adelantazo-de.html

Falleció el escritor Horacio C. Rossi


"y yo me iré y se quedarán los pájaros cantando" Juan Ramón Jiménez

Poeta santafesino. Nace el 4 de octubre de 1953 y parte, en su último viaje, en la madrugada del 18 de mayo de 2008.

El epígrafe de esta nota -firmada por Oscar "Cacho" Agú- es extraído del libro "Del aire hallado" (1988), que resume el espíritu del poeta. Sabedor, por cierto, de esta breve tenuidad, caminaba el mundo para hacerlo habitable, sin vanagloriarse de nada, sin ofrecer su palabra para la grandilocuencia. Era así porque amó todo lo que hizo. Y su modo de conectarse con el mundo era con la palabra celebrada.

Podemos enumerar algunas de sus actividades. Fundación del grupo Tupambaé con Gastón Gori. Asimismo, del grupo literario Mainumbí y del grupo Luzazul. Miembro del primer staff de la revista El Arca del Sur como, también, de La Red. Participó en todos los encuentros con la escuela Mantovani trabajo conjunto con ediciones anuales-. Desde sus inicios estuvo en el programa radial "Nuestra Herencia Cultural" en Radio Nacional Santa Fe. Hizo las veces de puente cultural entre Salzburgo/Latinoamérica de la Revista Xicóatl. Estuvo en Viena con los editores de la mencionada revista y pudo formalizar el contacto Fue uno de los fundadores de la Sociedad Argentina de Escritores Filial Santa Fe- en la década del "70.

Visitó escuelas, hogares, asilos y cárceles. Participó en innumerables encuentros de escritores de la región. Fue jurado de concursos locales, provinciales y nacionales. Parte de su obra fue traducida al alemán. Sabedor del inglés, francés, portugués, alemán, hizo traducción de la obra propia y de otros autores a esas lenguas.

Compuso canciones, participó de muestras colectivas de poemas ilustrados o con poemas acompañando pinturas. Su obra está, además, en varias antologías, poemarios, separatas. La última, donde fue uno de los activos coordinadores, participan 23 poetas de varias provincias argentinas, lleva por título En bandada (2005).

Editó estos libros: Del aire hallado (1988) La pluma de polen (1994) - íAh!mor... (1999) Lambrusco (2003 Novela). En preparación: La brisa y la garúa (ensayos) Historia de Monte y Río Silvia Isla Catuto Traspatio (relatos) Europeana (crónica en poemas) Cuaderno de las baldosas calcáreas y íVerdequevuela: bienvenido! (teatrino), publicado por Internet en Inventiva Social.

Esta enumeración de actividades no es más que un breve aleteo sobre todo lo que Horacio C. Rossi aportó desde su mítica terraza. Volanteaba, en sus correos electrónicos y a todos sus contactos, la obra de otros poetas y escritores. Siempre "desde la terraza".

Allí tenía su alcoba creativa. Su biblioteca. Sus escritos. Sus árboles en maceta y sus otras plantas que cuidara con tanto esmero. Sus llamadores de ángeles. Allí viven las voces de sus encuentros. Allí, su generosidad sin límites.

fuente: Diario El Litoral, Santa Fe, 
19/mayo/2008



El libro “Poema de Cachi”  se presentó e 29 de Octubre de  2009 en el Cine Auditorio de ATE (San Luis 2854). En el escrito, Rossi habla de su último viaje, realizado en septiembre de 2007 al noroeste argentino, donde visitó las Ruinas de Cachi. 
fuente: DIARIO EL LITORAL, Santa Fe.

Horacio Rossi


Señores directores: Acabo de enterarme que el talentoso y original poeta y escritor Horacio C. Rossi falleció a la temprana edad de 54 años, el domingo 18 de mayo en la ciudad de Santa Fe.

Su cuerpo no pudo aguantar los embates de la Parca, esa mísera figura de capa negra y guadaña en mano, que sega la vida de nuestros seres queridos, generalmente antes de tiempo.

Se cumple el dicho que los buenos se van jóvenes. Porque Horacio, conocido por sus amigos como Lacho, no sólo era un excelente poeta y escritor, sino una persona de bien, es decir una Buena Persona, con mayúsculas.

No voy a hablar de su vasta obra, sino sólo decir que el cielo de Santa Fe, hoy está de duelo por el fallecimiento de un hijo y ciudadano dilecto. Y yo también lo estoy.

Descansa en paz, querido amigo Lacho. A sus familiares y amigos les envío mis sentidas condolencias y les acerco un fraterno abrazo santafesino desde Israel.

Jose Pivín - Haifa , Israel
Diario El Litoral- Santa Fe, 2008
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